Por: Elisa Montesinos
«El negro tenía su historia» (LOM Ediciones) es el relato de un padre a su hijo de 9 años sobre su experiencia en las protestas estudiantiles del 2011, cuando un perro callejero comenzó a incorporarse para defender a los manifestantes de la policía. Bautizado como Negro Matapacos, murió posteriormente el 2017. La reciente revuelta social lo ha traído de vuelta como emblema de la lucha popular. Con ilustraciones de Celeste Merino y guión de Michel Bonnefoy, esta novela gráfica es otra forma de homenajearlo.
Michel Bonnefoy es un novelista chileno con varios libros publicados en España, Portugal, Venezuela y Chile, el último de los cuales se titula Punto de no retorno (LOM Ediciones, 2019). Vivió varios años en Venezuela, donde incursionó en la novela gráfica sobre personajes históricos. Esto es lo que conversamos sobre el proceso de escribir sobre el Matapacos.
-¿Cuál es tu experiencia en narrativa visual?
-Durante un tiempo, en Venezuela, me dediqué a este tipo de publicaciones, sobre temas diversos, biografías de personajes célebres, el Mariscal Sucre, Juana la Avanzadora, Guaicaipuro, o bien sobre acontecimientos históricos relevantes, la Campaña Admirable, la batalla de La Victoria, también sobre los efectos en áreas como la salud, la educación, el deporte, de la aplicación de políticas públicas novedosas. Trabajé con distintos ilustradores según el público al que iban dirigidas las publicaciones, dosificando el humor o la solemnidad que requería un tema.
El escritor Michel Bonnefoy
-¿Cómo se relaciona este libro con tu trabajo previo como escritor?
-Todas las novelas que he escrito tienen un componente autobiográfico, y el protagonista de este cómic es un perro. Así que por mucho que me identifique con su personalidad y su accionar, si te dijera que sigue la misma línea de las novelas anteriores, mi madre se ofendería.
-¿A qué lectores está dedicado y qué encontrarán en sus páginas?
-Está dedicado a todos los perros, hijos de perro y perra, menos los perros guardianes. Y a todos aquellos que se rebelan contra las injusticias y no aceptan ser víctimas cuando no son culpables de ningún delito.
-¿Hace cuánto tiempo vives en Chile y cómo ha sido la experiencia luego de más de cuarenta años fuera?
–Regresé a Chile hace un par de años, y la sensación que tengo es de haber llegado a una casa ajena, una casa que le pertenece a una familia de personas soberbias que te autorizan a instalarte en el patio, siempre y cuando respetes el orden de su casa. Puedes dedicarte a la pesca, por ejemplo, tener un bote, una red, una caña, pero la verdadera pesca, la pesca en grande, esa es de ellos; lo mismo con el comercio: puedes montar un almacén y vender unas lechuguitas, unas escobas, pero el verdadero comercio, el grande, es de ellos; y así en todo, puedes tomar agua y regar las plantas, pero el agua es de ellos, etc. Y si no te gusta y manifiestas tu disgusto, te mandan a Carabineros de Chile para que les plantees tu desacuerdo y dialogan un rato.
-¿Cómo nace la idea de hacer este libro de cómics y en qué te inspiraste?
-Esa pregunta no te la puedo responder con precisión, no vaya a ser que me cobre derechos de autor la familia de un perro famoso que anda por ahí en la primera línea de los acontecimientos políticos que tienen convulsionado el país.
