La hiperconectividad digital ha dañado tanto nuestra capacidad de concentración que cada vez más gente necesita auriculares especiales solo para poder dormir
Javier Lacort
La tecnología nos ha traído muchas consecuencias positivas, pero también algunas externalidades. Una de ellas es que nuestra capacidad de concentración ha caído tanto que ahora roza el absurdo: necesitamos más tecnología hasta para poder dormir.
Los auriculares con cancelación de ruido se han convertido, por distintos motivos, en una suerte de somnífero digital. Y cada vez más marcas lanzan auriculares con este fin específico: auriculares para dormir.
La paradoja. Se calcula que un tercio de los adultos sufre de insomnio. Cada vez más personas recurren a estos auriculares, especializados en la conciliación del sueño, para poder quedarse dormidos en un mundo hiperconectado y ruidoso.
Por qué es importante. La ironía es evidente: la misma tecnología que nos ha convertido en seres dispersos y ansiosos es la que ahora nos ofrece soluciones para poder descansar. Auriculares con cancelación de ruido como un Orfidal de andar por casa.
El contexto. Las cifras son contundentes: consultamos el móvil un promedio de 144 veces al día. En realidad esta cifra es de Estados Unidos, pero no debemos andar muy lejos. Y es un promedio: hay quien va bastante más allá de esa cifra.
Nuestra atención, ante tanto estímulo permanente, se ha visto muy reducida y para mucha gente es difícil concentrarse en algo sin mirar el móvil cada pocos minutos. La concentración profunda se ha convertido en un superpoder. Y eso también tiene consecuencias para nuestro sueño.
Entre líneas. No es casualidad que el mercado de auriculares para dormir esté en auge. Soundcore, Bose o empresas emergentes como Ozlo están ofreciendo sus propuestas centradas en aislarnos del ruido exterior.
Sus productos prometen desde bloquear ronquidos hasta ciertos tipos de ruidos de fondo que en teoría ayudan a quedarse dormidos, como ruido blanco, lluvia lejana, olas de mar o serraje de madera.
La señal de alarma. Hace unos años desde que explotó el fenómeno ASMR –la respuesta sensorial a estímulos que producen cosquilleo y relajación–. Hasta las plataformas de streaming cobijan vídeos protagonizados por susurros, sonidos de lluvia fina y otro tipo de ruidos ambientales diseñados para inducirnos al sueño.
YouTube, por su parte, se ha llenado de vídeos ASMR, la mayoría protagonizados por mujeres, con este tipo de sonidos relajantes. Son los que inducen al llamado «orgasmo cerebral», y hasta ha florecido un mercado de micrófonos y grabadoras especializadas en ASMR.
En perspectiva. El auge de estos auriculares refleja todavía más la profunda crisis de atención y bienestar mental. La búsqueda desesperada de un descanso adecuado nos hace estar dispuestos a gastar bastante dinero en lo que no hace mucho parecía una contradicción: auriculares para dormir.
No tratan la causa –el uso excesivo de pantallas y el de plataformas que nos sobreestimulan y acostumbran al consumo rápido y constante de contenido breve–, pero parchean. Y de paso, refuerzan la dependencia por el uso de dispositivos.