Empecé a escribir varios días después de la marcha en defensa de la educación pública, libre, gratuita, de calidad. Estaba disfrutando en la marea callejera, leyendo materiales, repasando fotos, videos, carteles creativos que reenvían compas, amigues de todos los territorios. Llega una síntesis hecha video que grita “Histórica Marcha”, llegan fotos risueñas sobre perros muertos, “jamoncitos”, papadas.
Cuando comienzo a recordar, me agarra un ataque de risa porque me acuerdo lo que salió en una juntada compañera: “en este país, -dijo alguna- los análisis de coyuntura, pierden actualidad”.
Cuando queremos disfrutar de un gran logro, ya se nos vienen las burlas, el ataque hambreador, los ajustes laborales, la profundización de la precariedad de la vida. Y tal cual, cuando estaba en estas reflexiones y en tratar de ponerlas en papel, pasó de todo: la basura de la media sanción de la Ley Bases en el Congreso, las voces de cumpas de izquierda que te vuelven el alma al cuerpo, hipocresía de gritos y votos a favor del ataque a jubiladxs, trabajadorxs, reformas horribles, casi esclavistas, 1° de mayo con movilizaciones a nivel internacional, la Internacional repetida en diferentes versiones, el paro aceitero y de otros tipos, aumento de servicios, de combustibles… Tantas cosas que ya no podemos ni seguirlas, pero que sentimos en nuestras vidas precarizadas. Una montaña rusa con subidas y bajadas, con tensiones y alegrías, como escuchar las voces de las Madres que otro 30 de abril cumplieron años de su nacimiento en el marco de la peor oscuridad.
Pero no voy a dejar que esas neblinas confusas, cambiantes, unas de cal y otras de arena, me impidan hacer algunas reflexiones que son resultado de continuidades colectivas. Nada muy novedoso ni creativo, simplemente ganas de análisis, de ver por dónde vamos, con quiénes, hasta dónde, cómo conservar la pasión del cambio.
No voy a contar todo lo que se vio en las históricas marchas federales en defensa de la educación pública, con más de un palo de gente a nivel federal, transversal como se ha dicho para dar cuenta de heterogeneidades etarias, de clases y necesidades; desde miles de centros de estudiantes, junto con movimientos piqueteros, no docentes, docentes, figuretes políticos tradicionales que reaparecen, partidos de izquierdas, decanxs, rectorxs, niñeces , comunicadorxs populares, las fotos históricas de Loana Berkins con su frase de las travestis y las universidades, viejas y nuevas generaciones de egresadxs, estudiantes, profesionales, libros enarbolados juntos a banderas multicolores, murgas, cantos, diversiones callejeras… Qué lindas experiencias para lxs/ es que no habían vivido esas experiencias de comunión, comunidades callejeras…. Qué bueno también para marcherxs historicxs, se nos revitalizan las ganas de seguirla, de decir que no nos hemos cansado, que no esperamos soluciones inmediatas, sino que hemos aprendido que todo lleva tiempo, historia.
Y ahora, un poco mas tranqui, con todo lo que pasé por el cuerpo, por la vida, por todo lo que intercambié, me permito reflexionar, recuperar similitudes, de hechos históricos masivos que fueron puntos de inflexión para adelante. Recordé la Marea Verde donde ganamos derechos, en las mismas zonas que hoy recorrimos en esta marcha por la educación gratuita, libre, laica, de calidad, diversa, que luche y acompañe cuestionamientos al extractivismo, antirracistas, feministas, que integre luchas actuales con ganadas o con necesidades de seguirla de anteriores.
Me acordé de las marchas de la Resistencia de los organismos de Derechos humanos, de Madres, abuelas, hijxs, sobrevivientes de la dictadura.
Recuperamos colectivamente el 2001, el Puente Pueyrredón del 2002, de los históricos y masivos 8 de marzos y 25 de noviembres, de los cortes territoriales a nivel federal reclamando con angustia frente a los ajustes, el hambre, la desocupación y precarización. Las luchas callejeras de las asambleas socioambientales, de los gritos por las quitas de los territorios a los pueblos originarios, de lxs que gritamos por Julio López, por Rafita, por Santiago Maldonado, por la Sacayán; la bronca por los asesinatos a cumpas travestis, por los femicidios y travesticidios. Borbotones de historias me brotan, quiero no olvidarme de ninguna, quiero ser justa para contar muchos años de resistencias, de construcción por abajo y a la izquierda.
Para pensar y tirar algunas puntas sobre “qué maravilla la marcha educativa”, como me dicen parientas cercanas, pibada, algunos medios, emociones federales contada con fotos/ videos de Ibarreta en Formosa, de Calafate y hasta de Ushuaia.
¿Qué pasó? ¿El gobierno tiró mucho de la cuerda? ¿Hay sentimientos comunes de defender la educación pública y gratuita, más allá de que se estudie, o se forme parte de la comunidad universitaria? Es posible que se repita esta masividad?
Vivimos en la zona de La Plata, y en los barrios los hijxs de trabajadorxs ven a las facultades como cercanas, formando parte de sus territorios, conocen a pibadas en momentos de ocios, de fiestas varias a chiques que vienen de muchos lados del conurbano y de la provincia, pero también de países cercanos como chilenxs y colombianxs. Por varias generaciones se han ido reconociendo en diversidad con pares que tienen ilusiones, que se copan con conocimientos y los reciben como esponjas, juntándose en las murgas, bailes, espectáculos gratuitos, a la gorra, en los comedores universitarios, en movidas políticas, rompiendo prejuicios, llenándose el bocho de contradicciones, preguntas, dudas y ganas.
En esta zona estudiantil y obrera, sabemos que muchxs de lxs desaparecidxs fueron pibada que trabajaba en Astillero y estudiaba sociología, que eran ingenierxs, arquictetxs comprometidos con la revolución y sumándose a las fábricas, al laburo.
Volviendo a las preguntas iniciales… ¿Por qué se dio esta movilización variopinta, masiva, que convocó a sectores en lucha como Jubiladxs Insurgentes, a movimientos sociales territoriales que han sido ajustados muchísimo; a Juntxs X la Cultura, a despedidxs?
Arriba comente ese ADN de defensa de la educación pública y gratuita, es un derecho que va a ser difícil tocar… por eso la seguiremos. Este sería el elemento fundante, pero quiero retomar algo que dijo el docente de la facultad de humanidades de la UNLP y delegado del gremio Adulp, en la interesante nota “Marcha Federal Educativa. La universidad tomo las calles” de Melina Deledicque y Mariano Feliz, publicada en Tramas el 23 de abril. En esa nota, la voz del docente Pablo Ghigliani dice: “pegó mucho y fuerte una cuestión simbólica vinculada a las denuncias de ´adoctrinamiento´. Esas denuncias implican un desconocimiento absoluto de lo que pasa en las aulas universitarias”.
Esta reflexión, que suma a todas las anteriores, me remontó a los balances después del 2001. Además del ajuste, el corralito, helicópteros, dolores en las calles, la bronca colectiva se motorizó para salir a las calles, como se podía, desorganizadamente, de forma espontánea, por fuera de estructuras sindicales, en las cuadras de su casa o viajando en tren para estar donde se desarrollaban con más potencia movidas de avances y retroceso, solidaridades barriales, denuncias de organismos de DDHH, laburantes que se sumaban espontáneamente, los motoqueros, las piedras, y las balas como ya se conocía.
Me hago preguntas retóricas. Conocemos las respuestas ¿No estaba como trasfondo la bravuconada de De la Rúa de decretar, imponiendo el estado de sitio? Ese estado de sitio que nos retrotraía en nuestros cuerpos y subjetividades a las dictaduras.
Me lo he preguntado, si ese recuerdo del 2001 ha llegado a la actualidad con ese trasfondo de entender qué significaba la amenaza de vivir en estado de sitio. Me he encontrado con cumpas que no vivieron estas experiencias por diversas causas, edades, que vivían en otros países, por desinterés, etc.; Activistas que se reconocen en ese 2001 como antecedente de místicas revolucionarias, que rescatan “piquete y cacerola la lucha es una sola”, que se emocionan con las practicas asamblearias, con la defensa de los pañuelos blancos cuando fueron atacados por la cana con caballos, que cantan al Pocho Lepratti en Rosario, y otros hechos. Pero he visto que no mencionan, o no ha llegado el enojo, la bronca que tuvieron/ tuvimos con la instalación del estado de sitio.
¿Por qué lo traigo a la actualidad? Porque posiblemente los logros, las reivindicaciones concretas, cotidianas, no cambiaron demasiado, siguió habiendo desocupación, a los pocos meses sucedió la masacre de Avellaneda con el asesinato de Darío y Maxi, y muchos heridos, algunxs con muchos miedos, con recomposiciones lentas pero firmes de sectores territoriales, como ejemplos de feminismos piqueteros surgidos en esas épocas en las asambleas de mujeres en el Puente Pueyrredon, disputas culturales, unidades, ganas de seguirla.
Pero lo que sí siguió como consenso de los activismos, de lxs que quieren cambiar este sistema, es que no nos íbamos a bancar estados de sitios, situaciones dictatoriales. Esto con sus más y sus menos son logros firmes, con raíces duraderas que no va a ser fácil destruir, más allá de las permanentes chicanas de gobiernos de derechas y sus seguidores.
Por eso me parece muy pertinente la frase arriba citada con el tema del “adoctrinamiento” en la educación pública… a pesar de que a veces, por desconciertos, incertidumbres, miedos podemos bancarnos, como pueblos, amenazas y otros amedrentamientos.
Cuando nos ofenden colectivamente, cuando a generaciones que han pasado por la educación pública, lxs que enseñan, investigan, se preocupan por volcar lo aprendido, lxs que orgullosamente son reconicadxs a nivel internacional, o a lxs que están en una terciaria, en algún laboratorio, salas de artes, extensiones en comunidades, escuelas públicas, por mencionar a algunas de las tantas aristas que puede ser esas olas expansivas que es la educación publica, que atraviesa toda la sociedad.
Y cuando esa ofensa al sentido común, a las vivencias fuertes, a la inteligencia colectiva acusandonxs de que somos adoctrinadxs, o que adoctinamxs; como si fuéramos conejitos de india; saltamos, nos amuchamos, gritamos, movilizamos en unidades para esos momentos, con las miradas y prácticas diversas, a veces hasta contradictorias…
¿Salen de acá nuevos proyectos con posibilidad de cambiar estas mierdas de gobiernos y sistemas que tenemos? Final abierto, no sabemos, el camino está comenzado desde hace mucho tiempo. Le buscamos la vuelta, nos potenciamos con pequeños triunfos, nos dormimos sobre los laureles, nos deprimimos cuando nos siguen apretando, ajustando, precarizando.
Pero como el viejo dicho “ somos como el ave fénix”, tan poco recuperado en los últimos tiempos, cuando podemos, recuperamos lo aprendido, nos apoyamos en nuestras construcciones partidarias de izquierdas, en las multisectoriales, en los sindicatos, en las juntas internas, en los movimientos sociales, en las asambleas populares, en las colectivas feministas, transfeministas, en los medios de comunicaciones, en las asambleas antiextractivistas, en colectivas de migrantes, donde chupamos fuerzas, místicas, acuerdos, ganas, confusiones; confiando en nuestras propias fuerzas, aliándonos con objetivos inmediatos; buscándole la vuelta… porque no nos han vencido, como dice lo que cantamos en las calles.
Las páginas de estos caminares está abierta, pero no en blanco. Muchos años de historia de lucha están presentes, posiblemente con paginas más lindas y otras más confusas, con aprendizajes diversos, y como se dice todos los jueves en la ronda de las Madres: “Venceremos”.
Celina Rodríguez Molina. Feminista del Frente Popular Darío Santillán CP en la Coordinadora por el Cambio Social/ Integrante de Feministas del Abya Yala/ Cátedra Libre Virginia Bolten-UNLP
La Plata, 4 de mayo de 2024.
Fuente: https://contrahegemoniaweb.com.ar/2024/05/07/recuperar-rebeldias/