Traducción: Natalia López
Funcionarios israelíes acaban de rechazar un acuerdo de alto el fuego que podría haber devuelto a los rehenes porque Israel quiere seguir haciendo la guerra. Esto debería ser todo un escándalo, pero los grandes medios de comunicación no informan sobre ello.
Hace unos días Israel inició su largamente anunciado ataque contra Rafah, la ciudad del sur de Gaza en la que 1,4 millones de palestinos, en su mayoría mujeres y niños, han sido acorralados durante el último medio año sobre la base de que estarían a salvo de los ataques israelíes. Israel inició esta ofensiva poco después de que sus funcionarios de todo el espectro político rechazaran un acuerdo de alto el fuego propuesto por Qatar y Egipto, pocas horas después de que Hamás lo aceptara.
El acuerdo habría supuesto la liberación de rehenes israelíes a cambio de un fin indefinido de la guerra, pero los funcionarios israelíes denunciaron que sus términos estaban «muy lejos» de sus «exigencias obligatorias». Eso fue dos días después de que el Primer Ministro Benjamin Netanyahu declarara anónimamente a la prensa el 4 de mayo que «Israel no aceptará bajo ninguna circunstancia poner fin a la guerra como parte de un acuerdo para liberar a nuestros secuestrados». Ahora, sin esconderse siquiera tras el anonimato, Netanyahu ha prometido descarada y públicamente entrar en Rafah «con o sin acuerdo». Un funcionario estadounidense declaró a Reuters que los funcionarios israelíes «no parecen abordar la última fase de las negociaciones [con Hamás] de buena fe».
Estos son los hechos escuetos de la situación: había un acuerdo sobre la mesa que habría liberado a los rehenes israelíes, Hamás lo aceptó, pero los dirigentes israelíes lo rechazaron porque se oponen a poner fin a la guerra en cualquier circunstancia que no conduzca a la destrucción de Hamás, lo que les llevó a atacar rápidamente Rafah. Entonces, ¿cómo retrataron lo que acababa de ocurrir algunos de los principales medios de comunicación estadounidenses? Teniendo en cuenta que una gran parte de los consumidores de noticias solo leen los titulares, es seguro decir que la mayoría no tiene ni idea de nada de esto.
De hecho, la impresión que probablemente se llevaron al leer las portadas de algunos de los principales medios de comunicación del país es que el posible acuerdo de alto el fuego —cuyos términos eran, por alguna razón poco clara, inadecuados— simplemente se vino abajo, como suelen ocurrir estas cosas, y que, mientras tanto, Israel sigue intentando tenazmente y de buena fe que el alto el fuego funcione mientras se embarca en su ataque a Rafah.
En lo referente a un titular modelo que los medios de comunicación estadounidenses podrían haber emulado para transmitir los hechos de la situación, no hay nada peor que el informe del periódico israelí Haaretz sobre la anónima refutación por Netanyahu del acuerdo de alto el fuego el 4 de mayo: «Hamás acepta el acuerdo de alto el fuego en Gaza; funcionarios israelíes rechazan la perspectiva del fin de la guerra».
Pero en Estados Unidos, solo uno de los siete medios que examiné se acercó siquiera a describir con precisión la situación sobre el terreno a los lectores. USA Today, por ejemplo, tituló: «Hamás dice que acepta una nueva propuesta de alto el fuego; Israel prepara la invasión». No era perfecto, pero captaba la realidad de forma sucinta y bastante eficaz, a pesar de los límites de la redacción de titulares.
Los tres grandes periódicos, por el contrario, fueron menos claros. The Washington Post declaró que Israel seguía adelante con su «ataque a Rafah mientras negocia un posible acuerdo de alto el fuego». El titular sugiere falsamente que Israel está negociando seriamente un alto el fuego en lugar de insistir en la exigencia fundamentalmente paradójica y contradictoria de que un eventual acuerdo de alto el fuego permita a Israel seguir haciendo la guerra.
Tampoco insinúa siquiera que fue Israel quien rechazó un acuerdo de alto el fuego que hubiera supuesto la liberación de sus rehenes. Resulta especialmente decepcionante, ya que el propio cuerpo del informe del Post se encarga de documentar la desavenencia fundamental, que implica la insistencia de Israel en un alto el fuego meramente temporal para poder continuar la guerra tras una pausa.
El New York Times, por su parte, informó a sus lectores: «La Casa Blanca se esfuerza por mantener a flote las cambiantes conversaciones de paz en Gaza». «La ráfaga de acciones subraya lo fluida que es la situación mientras el presidente Biden y su equipo intentan poner fin a la guerra que ha devastado el enclave», reza el subtítulo del Times que, junto con el titular, personifica el enfoque que ha caracterizado a los titulares del periódico sobre la guerra en este último medio año: acontecimientos que se producen y se mueven al azar como los remolinos del cosmos, y de los que Estados Unidos apenas es más que un espectador desventurado.
El periódico se preocupó de señalar que Hamás había «aceptado un plan de alto el fuego», pero añadió «que Israel dijo que no cumplía sus exigencias», una afirmación israelí sobre la que aparentemente es imposible emitir un veredicto independiente, por ejemplo, examinando las declaraciones de los propios funcionarios israelíes sobre el asunto. El periódico explicaba que se trataba simplemente del «último de una larga serie de tropiezos en las negociaciones»: accidentes y contratiempos que ocurren sin motivo aparente.
Pero mención especial merece el Wall Street Journal, que alcanzó nuevas cotas de ofuscación con sus titulares de portada. «Estados Unidos e Israel se enfrentan por Rafah», anunciaba, añadiendo que «el alto el fuego parece difícil de alcanzar», sin ninguna razón en particular, presumiblemente, aparte de que así es la vida.
La cosa empeora cuando nos fijamos en las noticias por cable. La CNN fue la mejor de todas, con un titular que anunciaba el ataque israelí a Rafah «cuando el acuerdo de alto el fuego se queda corto» y señalaba que «el grupo militante [Hamás]» había «aceptado» la propuesta, pero citando afirmaciones israelíes de que «aún estaba “lejos” de cumplir las demandas». Un lector no tendría ni idea a partir de esta descripción de que la razón por la que el acuerdo estaba «lejos» y «se queda corto» era porque las «demandas» de Israel eran fundamentalmente imposibles.
Fox y MSNBC, mientras tanto, apenas se molestaron en informar a los lectores de lo que estaba ocurriendo. MSNBC al menos declaró en un titular en un margen de página que «Hamás acepta el acuerdo que incluye el intercambio de rehenes y prisioneros».
En su mayor parte, sin embargo, mirando la primera página de MSNBC, nunca se sabría que había algo sucediendo en el mundo aparte del juicio de Donald Trump por el dinero de su silencio y una variedad de otros asuntos relacionados con el expresidente. Trump fue el tema de casi todas las historias principales de MSNBC, incluyendo tres videos separados de «recapitulaciones del juicio de Trump». Las dos únicas excepciones fueron una historia sobre la historia detrás del código de vestimenta de la Met Gala de este año y una historia de hace un año sobre la infame llamada al paro de un consejero delegado para humillar a los trabajadores que se habían vuelto «arrogantes» debido a la pandemia.
Pero es Fox News quien realmente se lleva la palma.
También preocupado por el juicio de Trump, a lo que acompañó con una ración de clickbait conservador: un vídeo de Bill Maher hablando de cómo respondería a la victoria de Trump, el horror de un reportero de la CNN por cenar con partidarios de Trump, el enfrentamiento de la policía de Nueva York con una «turba» propalestina. No había ninguna mención al alto el fuego en ninguna parte de la portada, aparte de una historia de hace una semana sobre un concejal musulmán de Boston que incluía lenguaje acusando a Israel de apartheid y genocidio (un «mensaje antisemita», en palabras de Fox) en un proyecto de resolución de alto el fuego.
Enterrado muy, muy abajo en la página, un titular de Fox informaba a los lectores de que Israel había comenzado «“ataques selectivos” contra Hamás en Rafah», ataques que en ese momento ya habían matado a palestinos inocentes.
A lo largo de la guerra de Israel hemos visto que, dependiendo de dónde se obtengan las noticias —especialmente aquellos que dependen en mayor medida de la televisión por cable y de las noticias tradicionales—, uno puede encontrarse viviendo en una realidad fundamentalmente diferente a la perceptible si se buscan otros medios para informarse. A medida que la guerra se adentra en la que puede ser su fase más sangrienta hasta la fecha, y los dirigentes israelíes dejan más claro que nunca que no detendrán la matanza a menos que Estados Unidos les obligue a ello, la prensa dominante fracasa una y otra vez en su tarea primordial de informar al público.