Este escrito invita a construir una mirada común y a emprender un viaje al corazón de los aprendizajes y des-aprendizajes que vienen brotando de las acciones de abuelas, abuelos, hombres, mujeres, otroas, jóvenes y jóvenas de los pueblos mayas tseltal, tsotsil, tojolabal, ch’ol y mam, así como familias zoques y mestizas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, México.
Entre octubre y diciembre del 2023, el EZLN publicó 20 comunicados para dar a conocer la reciente etapa organizativa (http://enlacezapatista.ezln.org.mx/.) Y los días 30, 31 de diciembre y 01, 02 de enero, en un evento público, demostraron que su fortaleza y determinación permanecen intactas. Durante este periodo, presentaron la nueva estructura territorial con sus Gobiernos Autónomos Locales (GAL), Colectivos de Gobiernos Autónomos Zapatistas (CGAZ) y Asambleas de Colectivos de Gobiernos Autónomos Zapatistas (ACGAZ) y algunas iniciativas. Siguen impulsando la preparación y lanzamiento de nuevas “flechas” como desafíos para seguir generando nuevas formas de ver y sentir el mundo, con el fin de continuar construyendo algo diferente mientras se transita la actual etapa de tormenta y se hereda vida a las próximas siete generaciones de niñ@s zapatistas, es decir, al menos 120 años.
Consideramos fundamental retomar, comprender, respetar, analizar, construir, profundizar y aprender de los legados, huellas, raíces, caminos, rumbos, interpelaciones y desafíos que el EZLN ha planteado al movimiento por la vida, la democracia radical, la libertad y justicia social a lo largo de estas tres décadas de lucha.
Proponemos reflexionar sobre la relevancia de la memoria histórica, tangible e intangible, al mirar el corazón de lo que, a nuestra manera de entender, representa la “la tierra recuperada”.
Además, es crucial reconocer a las mujeres zapatistas, quienes han adquirido un rol protagónico participando activamente en la toma de decisiones y en el fortalecimiento de la organización comunitaria. Su fuerza transformadora ha permitido desmontar prácticas patriarcales y abonar a la dignidad de todos sus pueblos.
Breve Bosquejos del Contexto de Chiapas
Chiapas, cuna de culturas milenarias, ha sido escenario de una guerra de desgaste integral hacia los pueblos originarios organizados desde las autonomías, puntualmente desde 1994 hasta la fecha, 2024. El principal enemigo y objetivo primordial del mal gobierno es desarticular al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y despojarlos de las “tierra recuperadas” durante la insurrección armada de 1994. En los últimos seis años, se ha evidenciado en esta región del sur-sureste la territorializaición de diversos mecanismos bélicos renovados con el actual gobierno progresista de la Cuarta Transformación (4T), que responde al sistema capitalista criminal.
Chiapas, se ha convertido en un escenario complejo y desafiante, donde la violencia delincuencial, la militarización y los megaproyectos amenazan la vida de la población en general, la de sus pueblos originarios y comunidades. Esta entidad alberga a más de 120 cuarteles de la Guardia nacional, la mayor presencia militar en el país. Además, siguen apareciendo grupos paramilitares ver: https://contrahegemoniaweb.com.ar/2023/06/23/que-esta-sucediendo-en-el-sureste-mexicano/. como la ORCAO en la región de la selva de Ocosingo. Ver informes de Caravanas de Solidaridad y acompañamiento: https://redajmaq.org/es/informes.
La geografía del estado está cercada por la iniciativas de los devastadores megaproyectos del mal llamado Tren Maya y el Tren Interoceánico, que avanzan en lo extremos noreste y suroeste, respectivamente. Mientras tanto, en el interior, los programas asistenciales gubernamentales como “sembrando vida” funcionan como dispositivos de control y cultiricidio, erosionando la identidad indígena-campesina y el autosustento propio de los pueblos originarios.
A esta compleja situación se suma el escenario de criminalización, asesinatos, asedio a la vida cotidiana, venta de armas, lavado de dinero, desplazamientos y desapariciones forzadas provocadas por la disputa territorial entre los cárteles del crimen organizado más poderosos del país: Sinaloa y Jalisco Nueva Generación. La coalición y corrupción de funcionarios de gobierno, de todos los partidos y niveles, con estas corporaciones delincuenciales agravan aún más la guerra que siembra un clima de terror e incertidumbre[1]. Revisar, últimos informes del Centro de Derechos Humanos Frayba: https://frayba.org.mx/sites/default/files/Informes/Informe-Frayba-2023/Informe-Frayba-2023_Chiapas-un-desastre.pdf.
Ante esta realidad abrumadora, las mujeres del Movimiento de Defensa de la Madre Tierra y Nuestros Territorios denunciaron en su pronunciamiento de la V Asamblea de marzo de este año. Las jóvenes de distintas regiones de Chiapas identificaron el problema del crimen organizado como una amenaza directa a su seguridad, territorios y sentido de vida futura. Las mujeres de la región zoque, costa, norte-ch’ol, selva tseltal y de los pueblos tseltal de las montañas narran los acosos, abusos, desapariciones forzadas, acaparamiento y contaminación del agua y destrucción de bienes naturales vitales. Coinciden en qué se trata de una guerra prolongada contra sus comunidades y Madre Tierra, hacen un llamado a la organización comunitaria y la protección de sus territorios ancestrales. https://ladekonstruccion.mx/2024/03/29/en-chiapas-mujeres-defenderan-su-tierra-y-territorio/.
Mientras se desata un maquinaria represiva a través de “la fabrica de culpables” hacia defensoras de la Madre Tierra y los territorios para mantenerlos como rehenes en cárceles de México, como lo viene denunciando el Centro de Derechos Humanos Frayba y la Red de Resistencias y Rebeldías Ajmaq: es el caso del preso político base de apoyo del EZLN del pueblo ch’ol José Díaz Gómez y de los defensores de la Madre Tierra Agustín Pérez, Juan Velasco, Martín Pérez, Agustín Pérez Velasco, del pueblo tseltal de San Juan Cancuc, Chiapas; de San Pedro Tlalcuapan, Tlaxcala, Saúl Rosales Meléndez defensor de la Matlalcuéyetl; y de David Hernández de Puente Madera, Oaxaca. Así como al hostigamiento constante al activista Diego Bautista defensor de la vida y la dignidad en CDMX.Ver: https://www.redajmaq.org/es/foro-virtual-fabrica-de-culpables-defender-la-vida-no-es-delito.
En un contexto de colapso civilizatorio y ecológico, en México observamos un diagrama y configuración territorial del poder corporativo criminal donde el Estado mexicano funciona como una gran hacienda/corporación del capitalismo neoliberal salvaje, a disposición del “gran patrón” representado en el poder de las corporaciones del crimen organizado. Con el actual gobierno de la Cuarta Transformación (4T), estamos presenciando una transición de una dictadura de partido (PRI) a una dictadura del capital encabezada por el crimen organizado, y con un/una capataz que, tras la consigna “primero los pobres”, oculta un paisaje de control y dominación de los territorios para una economía delincuencial.
Sin embrago, en medio de esta tormenta, y después de tres décadas de existencia pública del EZLN, observamos cómo han transformado espacios de despojo, explotación, desprecio y esclavitud de peones acasillados en territorios de vida y justicia social, incluso en medio de la guerra. Desde su levantamiento armado en 1994, han construido otra forma de hacer política, enraizada en el amor revolucionario y en “las tierras recuperadas”, dignificando a l@s insurgent@s caídos, manteniendo viva la memoria de sus genealogías y respetando a la Madre Tierra.
Uno de sus primero objetivos fue conseguir las bases materiales que proporcionarían libertad y sustento a la vida desde la justicia social.
La tierra recuperada en 1994
La experiencia organizativa durante tres décadas, nos invita a mirar con nuevos ojos la relación política, ética y espiritual entre tierra, territorio y Madre Tierra. No se trata únicamente de repensar la cuestión agraria, con su revolución, reformas, reparto, titulaciones, así como sus traiciones e incumplimientos por la clase política en el poder, tampoco es solo pensar en expresiones territoriales de espacios-tiempos, sino replantearnos un enfoque diferente a partir de las propuestas agrarias y autónomas de diversos pueblos indígenas organizados.
“Tierra y libertad”, y “más vale morir de pie que vivir de rodillas” no fueron simples consignas retomadas del Zapatismo revolucionario de 1910, sino el aliento vital para materializar un suelo y cielo como base fundamental de su existencia. La «tierra recuperada», refiere a las más de 250 mil hectáreas que estaban en manos de finqueros latifundistas y que, con la insurrección armada del EZLN en 1994, pasaron a ser la semilla del proceso de construcción territorial.
Los 30 años de lucha del EZLN recuerdan que la revolución no es un destino, sino un camino que se hace mientras se van pisando suelo digno y dejando semillas, día a día, desde la humildad y la determinación de quienes se niegan a vivir de rodillas.
En este proceso, las mujeres adquirieron una participación numérica y substancial en la organización. Se recuperaron, en algunos casos, usos y costumbres ancestrales, pero también se desecharon aquellos que perpetúan dominaciones y colonialismo internos, sobre todo aquellos vinculados con prácticas patriarcales, como la limitación de la participación política de las mujeres en la toma de decisiones.
El carácter no patriarcal está, además en el rescate del profundo apego y respeto a la Madre Tierra como la base material, subjetiva y espiritual que anida en el corazón de estos pueblos. Este vínculo sagrado con la tierra es el fundamento sobre el cual se construyen las autonomías zapatistas, entendidas no solo como proyecto político, sino como forma de vida en resonancia con la naturaleza y con los ciclos de la existencia.
Rastrear, recuperar y tratar de entender que, a lo largo de 30 años, la “tierra recuperada” con el levantamiento armado de 1994 representa mucho más que una simple propiedad, es adelantarse a una no propiedad. Se trata de tierra para la vida, tierra para la libertad, entendida no como posesión, sino como aquel humus que abriga y acogen un vínculo de apego, respeto y, por tanto, responsabilidad hacia la Madre Tierra. Este humus está enraizado con las genealogías y memoria viva de los pueblos, garantizando la continuidad de “lo común y el común” a largo plazo.
De esta semilla primera siguen brotando hilos entretejidos para florecer las etapas de autonomías: Los autogobierno, que florece en múltiples escalas, y que durante treinta años dio forma a los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas, y 20 años de las Juntas de Buen Gobierno, y en este momento pretenden tejer una red de Gobiernos Autónomos Locales (GAL), Colectivos de Gobiernos Autónomos Zapatistas (CGAZ) y Asambleas de Colectivos de Gobiernos Autónomos Zapatistas (ACGAZ). Una espiral de autogobiernos que nace del trabajo colectivo para andar “el común”, y que fluye de las comunidades, a las regiones y se expande cual manantial hacia las zonas de los 12 Caracoles Zapatistas. Otros hilos se desarrollan con el autosustento material, un sistema integral que nutre cuerpo, mente y espíritu con los frutos que surgen de no explotar a la Madre Tierra sino del cuidado, respeto con ella. Donde la educación es aprendizaje colectivo, la salud es sanación comunitaria y la alimentación brota de la tierra fértil regada con el sudor digno del trabajo colectivo.Otros hilos están en la autodefensa, pero no una defensa que genera el culto a la violencia y guerras, sino una defensa de la vida misma, del vínculo sagrado con la Tierra y del simbolismo revolucionario que representa estar en un territorio por el que dieron la vida insurgentes indígenas y no indígenas. Estamos ante otras formas de configuración territorial no estatal, amigable y creativa en su vínculo con la Madre Tierra. El diseño de territorialidad desde esta otra forma de hacer política y, que encontramos, está definido por el caminar de cientos de comunidades y miles de familias y colectivos que proponen respuestas a sus necesidades y desafíos desde expresiones humanas, éticas y ecológicas.
La política de la dignidad
En un mundo donde la política se ha visto reducida a la lucha por el poder y el control, los pueblos originarios y las mujeres nos recuerdan que hacer política es, ante todo, un acto político de amor y de compromiso con la vida en todas sus formas. Una “política de la dignidad” desde algunas claves para una reflexión necesaria en el actual contexto de colapso civilizatorio y guerra integral contra la vida (Gutierrez Luna, 2024):
- La importancia de la organización en relación con la tierra y el territorio, no como propiedad sino como vínculo de apego, respeto y responsabilidad con la Madre Tierra;
- La lucha por recuperar en común las bases materiales y subjetivas necesarias para construir y defender la dignidad colectiva como materia sensible y/o ética-política;
- La propuesta de una política que pase por el corazón, recuperando las experiencias de los pueblos originarios y las expresiones organizativas autónomas de colectivos de mujeres. Una política en movimiento espiral de contracción y extensión, que busca la profundidad de los procesos de vida y que se canalizan a través del amor y la dignidad;
- La apuesta por abonar a “lo común” para “el común” desde las experiencias colectivas, reconociendo el dolor pero caminándolo desde el amor, para construir una frecuencia-esperanza arraigada en las genealogías de resistencia, en la crítica y autocrítica y en saber reconocer y caminar los errores para seguir aprendiendo.
Resonancias y propuestas organizadas se han generado a partir de la reflexión de los 20 documentos del EZLN, como las articuladas en los Foros “Horizontes Zapatistas” desde México, Argentina, Chile y Colombia. Diferentes expresiones organizativas, como Mujeres y la Sexta, Abya Yala Romper el Cerco y Movimiento por el Agua y los Territorios, han promovido reflexiones y diálogos comprometidos con lo social. Estas iniciativas han contado con la participación de personalidades capaces de conmoverse y comprometerse activamente con la sabiduría y la fuerza de las voces y representaciones de los pueblos, revelando una profunda conexión con las luchas por la dignidad y la justicia, más allá de los análisis teóricos.
Entre estas personalidades se encuentran Márgara Millán (México), Raúl Zibechi (Uruguay), Francisca Fernández (Chile), Raúl Prada (Bolivia), Vilma Almendara y Manuel Rosental (Colombia), Mayra Sepúlveda del pueblo Mapuche junto con Mayrita del Pueblo Omaguaca (Argentina). También participaron organizaciones de Chiapas como el Centro de Derechos Humanos Frayba y la Red de Resistencias y Rebeldías Ajmaq. Estos últimos coincidieron en señalar desde el sureste mexicano que: “sólo se hereda memoria, siempre y cuando, haya semillas qué sigan siendo sembradas, arrojadas con esperanza en un suelo digno que las abrigue y, aguardando su posible cosecha por manos de aquellas generaciones que vendrán”.
La actual propuesta zapatista nos recuerda que las verdaderas formas de «hacer, entrar y estar en revolución» no residen en las estructuras de poder de arriba, sino en la capacidad de los pueblos para organizarse y procurar las bases materiales desde lo común, mantener las resistencias y rebeldías para enfrentar los desafíos de un sistema global y criminal que genera hambre, despojos, desprecios y violencias.
A quienes somos adherentes al proyecto político nos permite colocar algunas interrogantes ¿qué necesitamos para construir una práctica política que parta de un vínculo profundo de arraigo, respeto y responsabilidad con la Madre Tierra? ¿cómo integrar una dimensión espiritual y una política de la dignidad, reconociendo nuestra interconexión con la memoria viva de nuestras genealogías, con los ausentes y caídos en los procesos revolucionarios?
En un mundo donde el capitalismo y el consumismo han generado el colapso ecológico, la deshumanización y nos han arrancado y desconectado de nuestras raíces y de la Madre Tierra, las propuestas zapatistas surge como un faro de esperanza, su ejemplo nos inspira a reconectar con la sabiduría ancestral de nuestros pueblos, a defender la vida a muy largo plazo, y en todas sus formas, y a tejer, día a día, la dignidad, la justicia y el respeto a la Madre Tierra sean los hilos que nos unan como humanidad.
Tenemos el compromiso ético y político de mirar de frente esta realidad dolorosa, de nombrarla con todas sus letras y de tejer, desde abajo y a la izquierda, las resistencias y rebeldías necesarias para enfrentar la tormenta. Que las claves de hacer política con códigos de dignidad nos interpelen, que el amor nos sostenga, que la esperanza como fuerza nos guíe. Seguir lanzando flechas, caminando preguntas y sembrando dignidad, hasta que amaine la tormenta y florezcan los mil mundos nuevos que llevamos en el corazón, es decir, en el hacer y en la conciencia revolucionaria.
BIBLIOGRAFÍA
ENLACE ZAPATISTA: http://enlacezapatista.ezln.org.mx/.
CENTRO DE DERECHOS HUMANOS FRAY BARTOLOME DE LAS CASAS: https://frayba.org.mx/
GUTIERREZ LUNA, D.I. (2019). “El neoextractivismo de la cuarta transformación en México: el molino satánico y una mirada crítica al patriarcado”. La Tinta, 16 de agosto, https://latinta.com.ar/2019/08/16/el-neoextractivismo-de-la-cuarta-transformacion-en-mexico/
GUTIERREZ LUNA, D.I. (2024). [en publicación]. “Una política enraizada con la Madre tierra y desde el corazón. Claves para una política de la dignidad”. Revista Utopía y Praxis Latinoamericana, CESA-Universidad de Zulia, Maracaibo-Venezuela.
POLANYI, K. (2009). La Gran Transformación. Juan Pablos, México.
RED DE RESISTENCIAS Y REBELDIAS AJMAQ: https://www.redajmaq.org/es
TAIBO, C. (2018). Colapso. Capitalismo terminal, transición ecosocial, ecofasismo. Ediciones Junetik. Conatus. Universidad de la tierra/CIDECI, México.
[1] Ha sido muy oportuno el Informe de Organizaciones de la Sociedad Civil sobre la violencia en la región frontera de Chiapas: “Asedio a la vida cotidiana, terror para el control del territorio y graves violaciones a los Derechos Humanos”. Elaborado por Colectivo de Monitoreo – Frontera Sur, Mesa de Coordinación Transfronteriza Migraciones y Género, Guatemala- México, y la Red Todos los Derechos para todos, Todas y Todes” (Red TDT).