El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pronunciará este miércoles un discurso ante el Congreso de Estados Unidos para intentar ejercer presión en un contexto tenso entre ambos aliados tras nueve meses de guerra en Gaza.
La visita del dirigente israelí a Washington tiene lugar en un momento de agitación política en Estados Unidos, con el intento de asesinato del candidato republicano a la Casa Blanca Donald Trump, la retirada del presidente Joe Biden de la carrera por su reelección y la entrada en escena de la vicepresidenta Kamala Harris, que tiene casi garantizada la nominación demócrata para las elecciones de noviembre.
Es la cuarta vez que Netanyahu se dirige al Congreso, un récord para un líder extranjero y un privilegio normalmente reservado a líderes en visitas de Estado.
Hablará a ambas cámaras en una sesión especial a partir de las 18H00 GMT.
“Les diré a mis amigos de ambos lados que, independientemente del próximo presidente elegido por el pueblo estadounidense, Israel sigue siendo el aliado fuerte e indispensable de Estados Unidos en Oriente Medio”, dijo Netanyahu antes de emprender el viaje.
El jueves se reunirá en la Casa Blanca con Joe Biden, con quien mantiene una relación complicada, para abordar “la situación en Gaza”, “los avances hacia un alto el fuego” y “un acuerdo sobre la liberación de rehenes”, según la Casa Blanca.
Kamala Harris no asistirá a su discurso debido a un viaje previsto previamente pero hablará por separado con el dirigente israelí el jueves.
El viernes Netanyahu viajará a Mar-a-Lago, invitado por Donald Trump, con quien tiene un estrecho vínculo.
Visita polémica
Netanyahu no viajó a Washington invitado por la Casa Blanca, sino por los líderes republicanos del Congreso, a los que se unieron de mala gana los demócratas.
La visita del primer ministro israelí está armando alboroto.
Muchos congresistas demócratas están furiosos por la forma en la que Netanyahu libra la guerra en Gaza contra el grupo islamista palestino Hamás y algunos han anunciado un boicot al discurso. Nancy Pelosi, muy influyente en el partido, anunció que no asistirá.
“No, Netanyahu no es bienvenido en el Congreso de Estados Unidos”, escribió el senador de izquierdas Bernie Sanders en la red social X.
El miércoles miles de manifestantes se reunieron cerca del Congreso con carteles que instan a Estados Unidos a “detener la ayuda estadounidense a Israel” y tachan a Netanyahu de “criminal de guerra”.
Estados Unidos es un gran aliado de Israel y su principal apoyo militar.
Pero en los últimos meses el gobierno de Biden ha criticado las consecuencias de la respuesta de Israel al ataque de Hamás en su territorio el 7 de octubre, que desencadenó la guerra en la Franja de Gaza. Insiste en que debe proteger más a los civiles y permitir la entrada de ayuda humanitaria.
Washington llegó a suspender la entrega de ciertos tipos de bombas, lo que provocó la ira del gobierno israelí.
El dirigente israelí aprovechará el discurso para defender su objetivo de eliminar a Hamás y subrayar la amenaza que representa Irán, tras el ataque sin precedentes del 13 de abril contra Israel.
La posguerra
Por el momento la prioridad del presidente estadounidense es presionar a Netanyahu para que concluya un acuerdo de alto el fuego con Hamás, en un momento en que algunos observadores sospechan que está dando largas al asunto bajo la presión de los miembros de extrema derecha de su gobierno.
Para Washington, se trata también de prepararse para la posguerra. Existe una enorme brecha entre la administración Biden y el gobierno de Netanyahu sobre la perspectiva de crear un Estado palestino.
El 7 de octubre comandos islamistas de Hamás mataron a 1.197 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a 251 en el sur de Israel, según un recuento de AFP basado en datos oficiales israelíes.
El ejército israelí estima que 116 personas permanecen cautivas en Gaza, 44 de las cuales habrían muerto.
En respuesta, Israel prometió destruir a Hamás, considerado como una organización “terrorista” por Estados Unidos, Israel y la Unión Europea, y lanzó una ofensiva que ya mató a más de 39 mil personas en Gaza, también civiles en su mayor parte, según el ministerio de Salud del territorio.
Fuente: La Jornada.