En una elección de repercusiones mundiales, la derecha venezolana fue derrotada por el gobierno de Nicolás Maduro y el voto duro del chavismo, que volvió a expresarse defendiendo la paz, la dignidad nacional y la posibilidad de reencauzar el proceso bolivariano.
Hace diez días, fuentes confiables del chavismo manejaban que la oposición tenía una ventaja de diez puntos, pero confiaba en una remontada que pudiera acortar esa distancia. Hace cinco días esas mismas fuentes nos decían que las diferencias habían sido reducidas a la mitad, y crecía la esperanza. Cuando se abrieron las urnas Nicolás Maduro había obtenido una ventaja de siete puntos. ¿Que pasó en el medio?
Una parte importante del activo chavista que se había apartado del proceso desmoralizado por los años de mucha carencia y los errores del gobierno, se activó. La presencia de Maria Corina Machado, también conocida como “María Cochina”, hizo su aporte. Esa mujer que entusiasma a la ultraderecha, es ampliamente repudiada por la base chavista por oligarca, vende patria y terrorista. También hubo un despliegue excepcional del aparato partidario que apoyándose en organismos de base como los consejos comunales, y la organización de los CLAPS, poseen un gran conocimiento y control político de los territorios. El hecho de que Maduro se haya cargado la campaña al hombro recorriendo cientos de pueblos, ha sido muy importante. Finalmente fue un acierto que se haya reivindicado una consigna como “la paz” que no parece disruptiva, pero que fue muy eficaz políticamente, ante los temores que despertaba Corina Machado. Buena parte de los que se abstuvieron no querían votar al gobierno, pero también temían que si un personaje como Maria Corina llegaba a Miraflores iba a producirse más enfrentamientos y muertes.
Toda la disputa que planteó la derecha en los días previos con autotitulados observadores, como Alberto Fernández, que fueron rechazados , aportó para que el gobierno insistiera en la cuestión de la soberanía, la negativa a que desde otros países quieran imponer condiciones sobre como se eligen autoridades en Venezuela. En países castigados por su pretensión de soberanía y cambio social como Venezuela y que han sido asediados y bloqueados, la cuestión nacional no es un debate abstracto. Es la carnadura que, en tiempos de emergencia, reemplaza otras carencias.
La derecha venezolana ha recibido un enorme derrota y amagó con incendiar el país pero recibió temprano dos llamados de atención. Un tuit de Kamala Harris que llamaba a reconocer el veredicto de las urnas y una declaración de las FANB, representada por Padrino López que advertía que las fuerzas armadas iban a hacer respetar el veredicto electoral, cualquiera fuera el resultado.
El pueblo venezolano volvió a derrotar no solo al conjunto de la derecha, sino también a todo su apoyo internacional: desde el gobierno de Estados Unidos hasta la socialdemocracia y la derecha europea, sin olvidar los derechistas y socialneoliberales latinamericanos.
La actuación del gobierno argentino fue nefasta y desnuda que no tiene limites democráticos formales. La ministra de Seguridad y la Canciller se pusieron a la cabeza de un grupo de venezolanos opositores que fueron a asediar a la embajada de su país. Que funcionarios de alto rango se pongan a la cabeza de una patota que amenaza una sede diplomática extranjera es algo que tiene pocos antecedentes en la política mundial. En el discurso de la victoria Maduro se acordó de Milei calificándolo de “bicho cobarde y fascista”.
La derecha venezolana y mundial ha sido derrotada en Venezuela y eso es inapelable. Lo único que les queda es hacer control de daños difundiendo que hubo fraude, que se negó la entrada a observadores, que se amenazó a pobladores para que no votaran, etc. .
El triunfo de Nicolas Maduro en Venezuela se inscribe en una secuencia de otros acontecimientos que han demostrado que el tren de la derecha puede descarrilar. Sucedió con las elecciones mexicanas y también con el triunfo del Nuevo Frente Popular en Francia. Seguro lo ocurrido ayer 28 de julio en Venezuela dará lugar a otras conclusiones, pero estas me parecen las más urgentes.