Por Lubna Masarwa, Rayhan Uddin
Ali, en el norte de Gaza, sale todos los días, en medio de las persistentes bombas y bombardeos israelíes, en busca de comida para su familia.
«Mi familia, los niños, todos esperan a que llegue y diga ‘hay comida’ o ‘he traído verduras’», cuenta el palestino a Middle East Eye.
Pero, la mayor parte de los días, dice, vuelve abatido con las manos vacías.
«Dejamos de hablar de ‘¿Cuándo acabará la guerra?’ y empezamos a hablar de ‘¿Cuándo llegará la comida?’», añade.
Ali y todos los residentes de Gaza con los que MEE habló sobre el empeoramiento de la crisis de hambruna, causada por el actual asedio israelí que bloquea la entrega de alimentos básicos vitales y artículos médicos, prefirieron no utilizar sus nombres reales.
Rania, de la ciudad de Gaza, también acude a diario al mercado en busca de alimentos. Lo que encuentra es inasequible o muy limitado.
«No hay verduras, frutas ni leche en los mercados. Nada que tenga algún valor nutritivo», explica a MEE.
Rania cuenta que hace más de un mes recibió una cesta de alimentos del Programa Mundial de Alimentos (PMA), que contenía halva, judías, hummus, guisantes y embutidos. Todavía sigue guardando esos productos.
“Los he racionado porque si se me acaban no tendré nada que comer”, dice. “Me siento mareada y débil. Tengo la cara pálida y he perdido mucho peso”.
Las experiencias de Rania y Ali son similares a las de cientos de miles de palestinos de la Franja de Gaza, sobre todo en el norte.
Durante más de ocho meses, el ejército israelí ha impuesto un férreo asedio a la Franja de Gaza, limitando gravemente el flujo de alimentos y artículos médicos esenciales para salvar vidas.
El asedio ha sido aún más estricto en el norte de Gaza, una zona que Israel intentó vaciar de sus más de un millón de residentes al comienzo de la guerra en octubre.
Junto con los incesantes bombardeos y el ataque deliberado a hospitales, y como parte de una política que equivale a un castigo colectivo de civiles, el ejército israelí ha utilizado la inanición de la población como arma de guerra, según investigadores independientes de la ONU.
La crisis de hambre alcanzó su punto álgido en marzo, con decenas de niños muertos por desnutrición y residentes obligados a comer hierba mientras las fuerzas israelíes mataban repetidamente a personas que buscaban ayuda.
Ante la creciente presión internacional, Israel mejoró “ligeramente” el acceso a los alimentos en algunas zonas después de que sus fuerzas mataran a varios cooperantes extranjeros y de que un informe respaldado por la ONU advirtiera de que la hambruna era inminente.
Sin embargo, los residentes afirman que las autoridades israelíes están volviendo a restringir gravemente las entregas de alimentos vitales, con lo que vuelven a darse las condiciones extremas que se vivieron en marzo y que provocaron la muerte de al menos cuatro niños por desnutrición la semana pasada.
Hambruna inminente
El sistema de vigilancia del hambre de la ONU, la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria por Fases (IPC, por sus siglas en inglés), publicó el martes otro informe que muestra que «persiste un alto riesgo de hambruna en toda la Franja de Gaza».
Según el informe, más del 20% de la población del enclave palestino, más de 495.000 personas, se enfrentan actualmente a «niveles catastróficos de inseguridad alimentaria aguda» que implican «una falta extrema de alimentos, inanición y agotamiento».
Casi todos los demás se enfrentan a «altos niveles de inseguridad alimentaria aguda» o peor.
La IPC descubrió que, aunque las entregas de ayuda al norte de Gaza aumentaron en marzo y abril, y llegaron también al sur, la situación se había deteriorado en las últimas semanas.
La invasión terrestre israelí de Rafah, en el sur de Gaza, incluida la toma del paso fronterizo de Rafah, ha bloqueado las pocas rutas de acceso al enclave para los camiones de ayuda humanitaria.
El informe reveló que más de la mitad de los hogares de Gaza informaron de que a menudo no tienen alimentos para comer en casa, y más del 20% pasan días y noches enteros sin comer.
«El espacio humanitario en la Franja de Gaza sigue reduciéndose y la capacidad de suministrar ayuda a la población de forma segura es cada vez menor», afirma el informe.
«La trayectoria reciente es negativa y muy inestable».
El hambre es peor que los bombardeos
Para Ali, no hay palabras para describir el hambre que padece la población de Gaza.
«Es peor que todos los bombardeos y el ruido y el horror que vivimos, y es incluso peor que la hambruna que vivimos por vez primera», afirma, refiriéndose a las crisis de hambre de marzo.
Ali explica que, al principio de la guerra, cuando la población del norte de Gaza fue expulsada a la fuerza por las autoridades israelíes hacia el sur, los que permanecieron en la zona estaban en condiciones parecidas a la hambruna debido al bloqueo total de alimentos y recursos.
«Pero algunas personas habían almacenado algunos alimentos o legumbres con anterioridad. Además, entonces, la atmósfera y la temperatura ayudaban a que crecieran algunas hierbas o plantas que utilizábamos como alternativas a la comida”.
Ahora, dice, con la subida de las temperaturas en Gaza, cada vez es más difícil almacenar alimentos.
Algunos alimentos enlatados que han llegado al norte de Gaza en camiones de ayuda no son comestibles. La exposición al sol durante el viaje ha provocado que gran parte de las existencias se estropeen antes de llegar a los hambrientos palestinos.
«Hemos sido testigos en la ciudad de Gaza de más de un caso de envenenamiento debido al deterioro de estos alimentos enlatados», afirma Ali.
Según la oficina de medios de comunicación del gobierno con sede en Gaza, en los últimos días se han producido muchos casos de intoxicación alimentaria por comer alimentos enlatados caducados, especialmente entre los niños.
Muchos palestinos de Gaza intentan ahora plantar alimentos en sus casas para eludir el hambre. Intentan plantar cosas que puedan crecer rápidamente, como calabacines, pepinos y tomates.
Pero las plantas necesitan agua, algo que también escasea enormemente en Gaza.
Antes de que comenzara la guerra de Israel contra Gaza el 7 de octubre, el 96% del agua del enclave ya no era apta para el consumo humano debido a los 17 años de bloqueo israelí.
Ahora la situación es peor, con unos sistemas de agua, saneamiento e higiene totalmente defectuosos, según un informe de la ONU publicado la semana pasada sobre el impacto medioambiental de la guerra de Israel.
«No sabemos cuánto más podremos soportar esto», dice Ali.
«Cada día nos desmoronamos y nos hundimos. Cada día es peor que el anterior».
Lubna Masarwa es periodista y jefa de la oficina de Middle East Eye para Palestina e Israel, con sede en Jerusalén. Rayhan Uddin es periodista de Middle East Eye afincado en Londres, y centra sus trabajos en cuestiones relativas al Reino Unido, Oriente Medio y Norte de África, las redes sociales, los deportes y los derechos humanos. Ha colaborado anteriormente con The Guardian, The Spectator y New Statesman.
Texto original https://www.middleeasteye.net/news/hunger-worse-bombings-starving-palestinians-gaza. Traducido del inglés por Sinfo Fernández.