Tras años de lucha y con una Ley Trans bajo el brazo, el movimiento LGBTIQA+ en el Estado español se encuentra sin una demanda clara que movilice, aglutine y sea un punto de fuga desde el que construir juntes un horizonte deseable para les desviades de clase obrera. Queremos darle la vuelta a esta situación: no podemos quedarnos en el impasse y menos en tiempos reaccionarios, dónde los discursos de odio y el recorte de derechos se dibujan como parte de las respuestas a las crisis del capital. Así, en estas líneas queremos trazar algunas ideas, esbozar consignas, que permitan ir abriendo debate e ir más allá.
Los programas políticos y su proceso de formación enmarcan aquellas demandas que atraviesan el momento, y se construyen al calor de las luchas como brújula con la que orientarnos. Nosotres partimos del sabor agridulce de la Ley Trans que, a pesar de ser una victoria –¡y que nos merecemos reivindicarla como tal!–, también significó una cesión. Dejó fuera a les no binaries, a les migres y a les menores, y pospuso toda una serie de demandas de carácter estructural que se incluían en su borrador inicial. Lejos de desdeñar la potencia de estos aspectos por sí mismos, consideramos fundamental ser capaces de recoserlos con otros ejes de movilización, que entronquen con luchas más generales como pueden ser la defensa de los servicios públicos, la derogación de la ley de extranjería o la lucha por la autodeterminación de nuestros cuerpos.
Desde la convicción de que un horizonte emancipador para les desviades de clase obrera es un horizonte emancipador para el conjunto de la clase, nuestra propuesta parte de:
1. Ampliar derechos, reconocernos diversas
Queremos superar los mecanismos de reconocimiento del género, queremos abolir las estructuras de poder que lo sustentan y sus roles de ordenación social. ¿Qué significa esto? Planteamos dar la batalla para sacarlo de nuestro DNI: no queremos una tercera casilla, queremos eliminarlo como hicimos en su día con la casilla de estado civil.
Queremos ampliar los márgenes del derecho a la elección de nombre y ponerlo al servicio de todes. Que todes aquelles que por circunstancias diversas quieran cambiar su nombre –víctimas de violencias, abusos infantiles, etc.– puedan hacerlo y normalizar el trámite en el registro censal.
Queremos avanzar hacía el reconocimiento de todas las formas de convivencia y de vincularidad, así eliminando los privilegios del matrimonio heteronormativo y la monogamia. Queremos extender las ventajas fiscales del matrimonio a todas las formas de convivencia y crianza, revisar el concepto de unidad de convivencia y desligarla de la forma familiar nuclear, y cuestionar el rol del parentesco como relación de propiedad que define los permisos –sean por razón de crianza, salud o fallecimiento–. Así, plantear la desprivatización de los cuidados e imaginar un mundo en el que todes recibamos cuidados de otres muches 1/.
2. Desconfinar el placer y sacar las mordazas del armario
Queremos plantear el fin de los delitos de escándalo público y similares ligados a la criminalización de prácticas sexuales disidentes, y tender hacía un reconocimiento y visibilización de los espacios públicos ligados al sexo del colectivo LGBTIQA+. Y sí, lo planteamos de la mano de una revisión de las lógicas capitalistas que inscriben en nuestras experiencias sexuales en la esfera del consumo 2/ y de una crítica a los espacios mercantilizados que hacen del follar una cuestión de clase.
Queremos despenalizar el trabajo sexual y desmantelar las ordenanzas municipales que rehogarizan, atomizan y confinan las trabajadoras sexuales. No es una cuestión de plantar cara a una ley abolicionista: es pasar a la ofensiva y conquistar derechos. Derechos básicos que garanticen un acceso libre a la vivienda y a la sanidad, pero también a la autoorganización. A un lado del piquete se encuentran la europa-fortaleza y sus leyes represivas y racistas, la violencia policial y la industria del rescate. Nosotres, les comunistas revolucionaries, siempre con las putas. No hay diatriba entre abolicionismo y regulacionismo, somos sindicalistas, solo les trabajadores deciden su propia emancipación.
Queremos que nuestro sexo, placer y ocio deje de ser un lugar más de acumulación por parte del capital. Les transmaribibolleras de clase obrera también merecemos ser parte del ocio popular, disfrutarnos en nuestros pueblos y barrios, fuera de las garras del capitalismo rosa y su sexualización homonormativizada. Y hacerlo en el espacio público, no solo de noche y de fiesta: queremos salir de la clandestinidad y ocupar también el día y el sol.
Queremos derogar la Ley de Seguridad Ciudadana y que las mordazas estén solo en nuestras camas. Poner fin al legado político represivo y recorta derechos y libertades que esconde en su interior y cesar el agravamiento del Código Penal es una base fundamental para subvertir el giro punitivista reaccionario que nos acecha.
3. Libertad sexual sin agresiones, libertad sexual sin patologización
Queremos frenar las derivas punitivistas y carcelarias ante el aumento de violencias lgtbifóbicas y misóginas sobre nuestros cuerpos. Las respuestas a ellas no deben ser la excusa para engrasar el sistema penitenciario y el entramado policial. Apostamos por más servicios públicos de atención 24/7 que den apoyo y acompañen, y que pongan el acento en la intervención comunitaria, en sensibilizar y potenciar espacios acogedores autogestionados.
Queremos que todes tengamos acceso al sistema de salud, sin depender de dónde estamos censadas para poder recibir tratamiento, y que haya una cobertura pública plena de las ITS. Que se den más estudios sobre nuestras diversidades corporales, y que se queden fuera de los centros de salud tratos patologizantes, infantilizantes y estereotipados. Que nuestra voz importe, que sea escuchada, y que se ponga fin a intervenciones no deseadas.
Queremos abolir las patentes, seguir el ejemplo de Sudáfrica con el VIH, y así facilitar el acceso seguro a tratamientos evitando lógicas mercantiles de desabastecimiento y mercados ilegales. Eliminar las propuestas de copago y poner fin a la especulación de nuestra salud y nuestras vidas a manos de la industria farmacéutica.
Queremos una salud sexual que cuide nuestros derechos, que nos eduque desde el placer, los cuidados y la reciprocidad ante los riesgos. Una educación afectivo-sexual queer y feminista, intergeneracional, que reconozca la sexualidad de las personas mayores y las entienda como sujetos de placer y deseo.
4. Afilar las plumas y desenterrar el hacha contra la precariedad
Queremos abolir la Ley de Extranjería. Dar la batalla por los derechos de les migres disidentes sexuales y de género es abogar por abrir fronteras y cerrar los CIEs, es poner fin a las muertes en el Mediterráneo y a todos los regímenes de explotación que deshumanizan a las personas migrantes. Que ninguna persona sea ilegal y que todos los derechos ganados sean derechos de todes, y que ninguna persona por razón de origen, color de piel, cultura o religión sea subalternizada a otres.
Queremos derogar la reforma laboral, desterrar sus impactos regresivos sobre la clase trabajadora y avanzar hacía un marco de garantía de derechos para las que venden su fuerza de trabajo, no para las que sacan rendimiento. Y esto, debe pasar por un plan de empleo LGBTIQA+ –en concreto, para personas trans que hoy en día cuentan con una tasa de desempleo del 85%–, por una revisión y ampliación de los permisos laborales –teniendo en cuenta elementos como transiciones o procesos de reproducción médicamente asistida–, y por una defensa de los derechos de les trabajadores sexuales a cotizar y beneficiarse de una pensión, como el resto de les trabajadores.
Queremos subvertir los sindicatos desde lo queer. Impulsar espacios LGBTIQA+ de autodefensa laboral que permitan la autoorganización en sectores informales y la entrada de compañeres en situaciones límite de explotación laboral, así hacer de ellos un lugar también para las transmaribibolleras de clase obrera. Y a su vez, que los sindicatos sean espacios para tejer comunidad y hacer medulares prácticas de sindicalismo social que puedan llevar a vincular de forma orgánica cuestiones laborales con cuestiones sobre salud, educación y vivienda.
5. Antiimperialistas y anticolonialistas: no hay orgullo sin dignidad
Queremos romper con toda homogeneización de la experiencia queer a los parámetros occidentales y poder reconocernos y lucharnos desde la multiplicidad. Es entender que aquellas condiciones materiales que estructuran nuestras disidencias sexuales y de género son diversas, como sus expresiones; y que estas no deben pasar por un repliegue nacional, sino por una lectura internacionalista de las opresiones que atraviesan nuestros cuerpos.
Queremos desmontar toda noción de inclusión que suponga una asimilación a la norma cisheterosexual, que domestice, controle y tolere las disidencias sexuales y de género según su grado de disrupción o no de aquello concebido como normal. Ni guetos dónde vivir ni fragmentación para poder existir ni ejércitos para que nos salven y nos integren.
Por último, queremos poner fin al genocidio en Palestina. No daremos rienda suelta a un genocidio, a la islamofobia y a lo antiárabe, y menos en nuestro nombre. El pinkwashing sustenta un entramado de relaciones entre capital, colonialidad y género en las que se instrumentaliza a las disidencias sexuales y de género, situando al otro lado de la línea de piquetes sujetos a los cuales poder deshumanizar. Ninguna complicidad con el régimen sionista, colonial y de apartheid de Israel.
Notas
1/ Lewis, S. (2023). Abolir la familia. Un manifiesto por los cuidados y la liberación. Madrid: Traficantes de Sueños. Disponible en: https://traficantes.net/sites/default/files/pdfs/TDS_map79_abolir_web.pdf
2/ A falta de una fórmula más sencilla, hacemos referencia a aquello que comúnmente conocemos como “consumo de cuerpos”. Hemos decidido no usar este término por las connotaciones conservadoras y reaccionarias que alberga.
Fuente: https://vientosur.info/desde-donde-tejer-un-programa-para-las-disidencias-sexuales-y-de-genero/