Foro organizado por LesboFeministas Antirracistas, Tierra y Territorio
Compartimos el documento que podría interesar sobre el foro de feministas autónomas latinoamericanas en 2022 durante la CC y antes del primer plebiscito.
«El feminismo autónomo fue anticapitalista y antineoliberal. Tuvo puntos de partida, pero también procesos específicos territoriales que se han manifestado desde los 80 cuando fueron los primeros encuentros latinoamericanos y caribeños que desarrollaron nuestras reflexiones y la confrontación y denuncia a los partidos políticos, a los Estados republicanos y coloniales, y a todos los gobiernos y sus políticas económicas.
Pero esto fue en los años 90 e inicio de los 2000. Hay observadoras del feminismo autónomo latinoamericano que afirman que hay activistas de ese feminismo que devinieron en neoliberales. Por otra parte, lo que está claro es que de ese feminismo devino, eso sí. Algunas se presentan hoy desde las academias, otras desde el antirracismo, el feminismo comunitario, nosotras desde lesbofeminismo antirracista. Muchas permanecen(permanecemos) radicales, separatistas y anticapitalistas. En $hile, feministas autónomas en los primeros años del siglo XXI, denunciábamos a los gobiernos postdictatoriales en la calle y sin permiso, por tranzar con un progresismo neoliberal y desechar la revolución, como la inevitable destrucción de una estructura patriarcal y capitalista. Así mismo, estos gobiernos progresistas han mutado a aceptar que el único lugar posible es el capitalismo y su neoliberalismo (ciudadanía, propiedad privada y todos sus dispositivos de seguridad que eliminan cualquier disidencia a sus valores y la estructura que sostienen y defienden» (victoria).
«Durante los 90′ fue una incipiente generación de instancias institucionales que podían cooptar justamente la lucha de las mujeres, pero hoy día no es sólo algunas instancias institucionales, sino que es el mismo gobierno que se declara “feminista”, e incluso la misma nueva constitución creada por la Convención Constitucional, que declara ese mismo carácter, sería “feminista”. Entonces es una cooptación mucho más brutal, más difícil de confrontar, que imponen una hegemonía desde un Estado patriarcal, que quiere “incluirnos” en su lógica. Muchas compañeras –lamentablemente- han caído en este juego de la “inclusión” y han hecho el juego a esa política» (Nadia).
«Para mí la revuelta fue una manifestación sincera del cansancio y el agobio de un pueblo maltratado, que una y otra vez mediante distintas artimañas del poder ha sido engañado y anestesiado durante más de 30 años, pero que fue despertando y rebelándose poco a poco, gracias a movimientos estudiantiles, territoriales, de mujeres, entre otros. Vi también una enorme alegría de sentir el poder propio de cambiar las cosas y cuando digo cambiar las cosas, pienso en esas personas, tan vilipendiadas por los creyentes de las votaciones, cuyo razonamiento para no participar es “para qué si las cosas van a seguir igual” o “para qué si voy a tener que trabajar igual o sacarme la cresta igual”, refiriéndose -en el fondo- a la precariedad y a la injusticia y lo que imaginan que no va a cambiar es que siempre habrá podres y ricos. Estas personas, hombres y mujeres del pueblo, estaban felices porque de verdad creyeron por un momento que ese orden podría cambiar. Luego también percibí el miedo y la decepción, al ver que nuevamente la reacción de los poderosos fue brutal sin miramientos con la vida y que la clase política estaba asegurando sus intereses de espaldas al pueblo movilizado como lo hiciera hace 30 años atrás» (Paula).
«He escuchado a muchos compañeros y compañeras decir «No, esto no se veía venir» y yo les digo ¿Dónde estaban? Las movilizaciones de los trabajadores nunca pararon. En el 99′ mataron a Daniel Menco por las movilizaciones de los sectores estudiantiles y hace poco habían matado a la Macarena Valdés, o sea, tenemos un regadero de muertes, un río de sangre que venía sosteniendo la Concertación y los Pactos de Paz hasta ese momento y había generaciones completas, nuevas generaciones completas, hastiadas de esa situación. Lo mínimo que podía pasar era que apareciera un foco de revueltas, de crisis y que se enfrentaran contra la autoridad como mínimo. Ahora tenemos nuestro diagnóstico, entendemos cuál es el período. Estábamos en el trabajo en la calle, en el territorio y en las comunicaciones» (Bárbara).
«Si bien nuestra demanda en Bolivia venía desde los pueblos originarios mucho antes, caímos finalmente en que la salida a una insurrección que debería ser la destrucción del poder, o algo así, fuera una salida institucional y es lo que se ha ido planteando en todos los procesos
¿Pero quién ha facilitado, quién ha posibilitado que esa sea la solución? las Izquierdas, las izquierdas con la idea de la toma del poder, pero sobre todo yo diría que Izquierdas mucho más coloniales que las izquierdas de los 70′, que yo ahí escuchaba otras miradas de revolución, Las de ahora son izquierdas absolutamente coloniales, disciplinadas ¿no? Son del comportamiento políticamente correcto y entonces –para ellos- se podía cambiar esto con un texto constitucional. Y bueno, tanto discutir sobre el binarismo, sobre la dicotomía y todo eso, yo creo que hemos tenido una actitud profundamente colonial de entregarle nuestros sueños al patrón, porque finalmente el Estado no iba a hacer lo que queríamos que era por ejemplo, descolonización, autonomía de los pueblos. Yo creo que el proceso constituyente en Bolivia ha tenido sus particularidades y ha transformado, ha habido muchos aprendizajes como muchos lo han dicho, pero los aprendizajes han sido en la calle, no vienen del texto mismo, sino, los aprendizajes en la calle, la auto-organización, pero yo creo que uno de los aprendizajes en la región es eso, es que las salidas, «cuando una estaba pidiendo todo, que se caiga todo, que se transforme todo» como fue el proceso en Chile y como lo fue aquí después de la masacre del gas, nos dijeron que nos iban a dar un texto y aceptamos.
Yo creo que ésos han sido los instrumentos del sistema y ahí ha jugado un rol la izquierda…» (Adriana)
«Cuando empieza a ocurrir todo esto, yo –sin ningún ánimo de pitonisa ni nada- entendiendo que esto está tan escrito en nuestra historia, en nuestro ADN emocional histórico, me pregunté «¿Quiénes van a poner, de nuevo, la sangre aquí? De nuevo el pueblo, y otra vez, mayoritariamente gente joven. Aunque evidentemente fue transversal a la hora de las lamentables mutilaciones de ojos, torturas, toda la represión policial del estado. Todo lo que tuvieron que vivir cuántos cuerpos y desde ahí también estuvimos con la Red de Terapeutas Tierra y Territorio, tratando de acoger, tratando de contener a personas que sufrieron violaciones, secuestros» (Marcia).
«Yo creo que este es un momento donde hay que separar aguas, eso es muy importante, o sea, estamos claramente en un momento en que las luchas populares y las luchas sociales se han institucionalizado vía proceso convencional y nueva constitución. Ahí en esta orquesta institucionalizada, ha participado una izquierda progresista, la izquierda de la dirigencia del PC, rostros son Camila Vallejos y Karol Cariola, ahí tenemos un sector importante de esa izquierda, que está avalando la cooptación del movimiento y que hoy está desplegando un plan de fortalecimiento de un estado policial y represivo, con un conjunto de leyes que son realmente peligrosas para las acciones de protesta» (Nadia).
«Entonces, este es un elemento que me parecía importante, hay toda una franja de izquierda, de anarquista, de compañeras y compañeros de movimientos populares, sociales, de feministas, del movimiento mapuche que estamos situados desde el lado de la ruptura con este orden. Y esto es del todo relevante, sobre todo por lo que tú recordabas y decías Victoria, nosotras tenemos que pensar en alianzas porque efectivamente la revolución será feminista o no será, pero también la revolución tiene que ser antirracista, la revolución tiene que ser con migrantes, la revolución tiene que ser con todos y todas aquellos que hemos recibido las pisoteadas de este sistema y eso yo creo que es sustantivo, tenemos que reconocernos y escucharnos entre nosotros y nosotras» (Nadia).
«Sobre el tema de la plurinacionalidad hay tantas cosas que se han escrito, se han puesto en la constitución y nos ponemos a pensar cuántas de esas cosas se están cumpliendo, por ejemplo, recuerdo que como pueblo siempre habíamos planteado el tema de la justicia indígena originaria que pueda ser reconocida en términos de jurisdicción y en la constitución está. De acuerdo a la constitución, la justicia ordinaria y la justicia indígena originaria, están en el mismo nivel, tienen las mismas competencias, sin embargo, han hecho una ley de deslinde jurisdiccional y esa ley de deslinde jurisdiccional es claramente colonialista, y sobrepone a la justicia ordinaria, sobre la justicia indígena originaria, yo creo que es importante también hacer notar eso» (Jimena).
«Recuerdo también las discusiones que se hacían sobre esos procesos que habíamos luchado y que habíamos soñado como mujeres, como indias, como originarias de este territorio y cuando nosotras reclamábamos la profundización de ese proceso, nos decían «Ya, ya, ¿pero a dónde quieres? ¿quieren volver al Kollasuyo? no pues, se tiene que aprender a vivir en la modernidad”, no pues, esa modernidad que usufructúa el territorio, que es capaz de arrancarle todo, absolutamente todo a la tierra, a la Pachamama. Entonces todas esas discusiones que se habían hecho quedaron así, entonces cuando plantean ustedes el tema de esta fiebre plebiscitaria eso mismo hemos vivido en Bolivia, hemos vivido también la refuncionalización de nuestras luchas, hemos vivido también toda una lógica de planteamiento, una moda del mismo indigenismo y del indianismo, hemos vivido una moda y seguimos viviendo una moda y también un no entender » (Jimena).
«Finalmente las naciones, los pueblos originarios, que lo que hacían era exigir autonomía y de esa autonomía venimos como feministas comunitarias, de esa autonomía territorial, terminan bajo la tutela de un mismo estado que aunque se llame plurinacional, sigue siendo el estado tutelar ¿no? yo he estado un poco en los procesos de construcción de los estatutos autonómicos de los pueblos indígenas y ya eso nomás era un proceso colonial donde tenían que escribir lo que ancestralmente sabían cómo organizarse, había que escribirlo en un texto constitucional de cada pueblo y eso tenía que revisarlo el tribunal constitucional, es decir, la permanente afirmación de un estado colonial que tutela a los pueblos indígenas, que tienen que revisarse a los pueblos originales en realidad, que hay que revisar qué cosas están planteando para que no se salgan de los límites» (Adriana). «Capaz que en los años 90′ en la discusión del feminismo autónomo y el feminismo institucional, estaba muy clara la institucionalidad internacional, pero yo creo que también nos faltó profundizar la institucionalidad interna. ¿Qué hacíamos cuando una compañera que andaba contigo en la marcha, estaba de ministra? ¿qué haces? y esa compañera lleva su lucha, además, porque pensando que el estado va a despatriarcalizar y ahí se pierden pues las palabras. Yo creo que eso ha sucedido también en el proceso boliviano, pero bueno, creo que hoy la posición es cómo recuperar, o sea, digo a ustedes todavía les falta todo un proceso, «dicen las abuelas que no se aprende en cuerpo ajeno», talvez había que pasar eso, pero el asunto es cómo nos recuperamos de la frustración, del dolor» (Adriana).
«Los “avances” a los que se refiere el sector institucional del feminismo, sólo apuntan a civilizar y blanquear este mismo sistema depredador e injusto. Pero esos “avances” no alcanzarán a todas las mujeres, pues el patriarcado tiene un plan bastante claro para las más precarizadas: mano de obra barata en el mercado laboral y cuerpo reproductor de más mano de obra barata, como también, empleo doméstico o la prostitución, y los derivados de la venta de los cuerpos de las mujeres. Mientras estas sean “alternativas naturales” de sobrevivencia de las más pobres, no estamos hablando de avances. Otro de los aspectos que permean la propuesta constitucional en un sentido supuestamente feminista es el mantra neoliberal del derecho a decidir. Mientras para algunas es posible decidir ser madres o no, cuando, con quién y cuantas veces queremos parir, si queremos interrumpir un embarazo, etc. Para gran parte de las mujeres esto sigue siendo irreal para la vida que está viviendo. La Nueva Constitución mantendrá una política social para pobres, en la que las mujeres son representadas siempre como víctimas o como responsables de la reproducción social (crianza, cuidados, trabajo doméstico, subsistencia)». (Paula).
«El mismo concepto de derechos sexuales y reproductivos, que recoge la NC, es heterosexual, neoliberal y colonial, centrado en el deseo masculino y en el padre estado como encargado de resolvernos la vida en estas cuestiones, cuando en realidad, lo que necesitamos las mujeres es ganar autonomía sobre nuestros cuerpos y redefinir lo que es para la sexualidad para nosotras. Este concepto fue definido e impulsado por la política hegemónica internacional que representa naciones unidas y es parte de la política sexual que pone el cuerpo de las mujeres al servicio de un sistema capitalista y colonial» (Paula).
«Plurinacionalidad… Concepto vacío cuando la tierra y territorio, base de la autodeterminación del pueblo mapuche y otros pueblos originarios, continúan como recursos naturales libres de ser explotados por las trasnacionales y como propiedad de las oligarquías chilenas, porque más allá de las palabras bonitas lo cierto es que ya están pactadas las limitaciones. No se dice nada de las forestales, salmoneras, minería, pesca, etc. Desde el inicio de la convención constitucional, el pueblo mapuche se manifestó en contra de lo que se estaba escribiendo, como fue el repudio a Elisa Loncón por parte de la comunidad mapuche de Lleu lleu. Plurinacionalidad implica que se reconozcan las formas de organización de los pueblos (parlamento mapuche en Lleu lleu) y en este caso lo único que se ha intentado es asimilarlos al dominio y legislación del estado y la republica chilena» (Paula).
«Entonces yo no me transformaría en el Estado que de una y otra forma, criminaliza estas movilizaciones que se están dando hoy día, por ejemplo, en el tema del Apruebo, porque ya lo hacían los romanos, «pan y circo», hoy día es exactamente el mismo escenario «pan y circo», «garrote o zanahoria» decían otros. Así que para mí el feminismo dentro de este marco, es un instrumento más de regimentación, una adaptación que ha venido a transformarlo todo para no cambiar nada y ubicarnos en el lugar que nos corresponde dentro del marco de este sistema. Y lo relacionado con la plurinacionalidad, corre con el mismo carril, porque necesitaban hacer todo esto, con el matiz si, de que la plurinacionalidad abarca un poco más en relación a que los pueblos originarios están en constante resistencia contra los grandes capitales, principalmente extractivistas y llevamos varios años, 20, 30 años de muertes de dirigentes y activistas ambientalistas indigenistas que son la última frontera de resistencia para la protección de nuestro planeta, entonces la plurinacionalidad lo que busca es lo mismo que el feminismo, regimentar lo que no habían podido regimentar antes ¿para qué ? para poder hacer de diestras y siniestras sin perder sus privilegios» (Bárbara).
«Así como colocamos energía afuera, también colocarla dentro de, ver cómo estamos construyendo nuestra vida, como están nuestras relaciones, la coherencia y que por supuesto, coherencia no tiene nada que ver con consecuencia, con esta cosa tan dura de quienes crecimos, quienes militamos en los 80′ que había que ser el mejor, la mejor de esto, esto y todo desde el patriarcado, o sea, el patriarcado operando todo el rato, yo en aquellos años no tenía idea de eso, pero evidentemente el patriarcado operando todo el rato ahí, controlándolo todo, desconectándonos de los cuerpos, de los sentires, eso que tanto ayuda también a saber dónde una, uno, siente estar. Lo otro también decir y vuelvo a repetir que, por supuesto no les creí, ni les creo nada de todo lo que se ha vivido con este proceso porque a mí un papel no me garantiza para nada el cambio verdadero, auténtico de relaciones porque sigue la violencia, sigue la violencia de género porque nos siguen matando, siguen matando a las mujeres, sigue toda la violencia contra las disidencias sexuales también, contra las los hermanas, hermanos migrantes». (Marcia).
«También Lo Hermida, entró en esto de la isla de la fantasía, así como hablaban de los mapuche, así como «Oh los mapuche…. oh, los hombres mapuche», de verdad la isla de la fantasía, yo decía ¿por qué estarán hablando así? si yo el tiempo que crecí, que viví en el campo, vi a las mujeres como les sacaban los dientes estos machos mapuche, violentos, curaos, igual que acá los huincas, entonces ¿qué estaban hablando? pero bueno será, decía yo y ahí entonces con algunas amigas que acuñaban conceptos, amigas, hermanas de Temuco, «mapuchismo» «mapulover» pero pucha que violento igual, bien violento|, violentos… entonces en esto de ver los procesos de los compañeros, compañeras, por ejemplo, de organizaciones sociales de Lo Hermida, sociales-políticas, que claro, se está aprendiendo, entonces tratemos de ser más humildes, de ser más honestos, más honestas e ir viendo lo que se va aprendiendo para ser coherentes y para que todos esos discursos tan rimbombantes muchas veces, tanta revolución, también se plasme y se haga carne y se haga vida al interior de las casas, de los hogares, en las relaciones, en todas partes, aquí y en la quebrá del ají, o sea, buscamos, seguimos hablando de revolución, me parece maravilloso. Mi humilde propuesta es mirémonos entonces también para adentro, hagamos el ejercicio y por supuesto parto desde mi» (Marcia).
«Y lo otro, hemos hablado de contenidos, del origen espurio, hay también un tema ético que nos llama a no participar de esta farsa y tiene que ver con la impunidad, tiene que ver con un avance del estado represivo y policial, con la criminalización de la lucha popular. Han detenido, al líder de la CAM, a su hijo y a otros mapuche; hay una criminalización frente a lo que han hecho a las compañeras en un acto en Valparaíso, a muchos y muchas, les han aplicado la ley de seguridad interior del Estado. En el caso de las compañeras travestis de Valparaíso, se amenazó con la aplicación de la ley y eso es gravísimo, eso habla de un Estado, de un gobierno represivo que busca perseguir y eliminar a ciertas organizaciones de la disidencia política. Fíjense ustedes, voy a dar este ejemplo muy similar a lo que pasó en los 90′ con La Oficina. Hace una semana, Isidro Solís declaró en una entrevista pública que este gobierno tenía que hacer un poco lo mismo que ellos hicieron en los 90′, porque ellos (la concertación) habían sido muy inocentes al creer que la recuperación de la democracia iba a significar que los grupos violentistas iban a desaparecer. Como no pasó entonces aplicaron la ley de asesinato, de prisión política y de desarticular a todas esas organizaciones y llamaba Isidro Solís a esa misma práctica hoy día al gobierno y el gobierno la está aplicando. Fíjense ustedes que se aplicó la ley seguridad interior del estado en su letra C, la voy a leer para que, ojo, tengamos ojo: «Los que se reúnan, consienten o faciliten reuniones destinadas a proponer el derrocamiento del gobierno constituido o a conspirar contra su estabilidad». O sea, nosotras hoy día, esta reunión, porque nos reunimos, puede caer bajo este criterio de la ley seguridad interior del estado». (Nadia).
«Y en el territorio apropiarnos de los espacios, dejar de pensar de porque estamos en el territorio no tenemos mucho que hacer porque el narco tiene el control o porque los partidos políticos tienen sus frentes de masas. Hay una serie de supraestructuras de dominación a los que nosotros les tenemos que hacer frente y para poder hacer frente a eso, tenemos que levantar espacios de organizaciones con las mujeres, con la infancia porque nos van a pasar una maquinaria que es la maquinaria para que ellos puedan sostener este sistema y la transforman en paz social de negociación, pero el resultado es el mismo, la postergación de cada uno de nuestros requerimientos para vivir una vida plena porque yo no quiero una vida digna. A mí me van a disculpar los compañeros, las compañeres y todas las corrientes que levantan esto de la vida digna, pero la dignidad la instala la iglesia en general como un concepto en abstracto para que no luchemos por nuestros derechos concretos, la transforman en algo que no tiene forma, imposible de enganchar, de concadenar, yo quiero la plenitud y en este sistema es muy difícil que la sociedad, que cada uno de sus individuos logre esa plenitud y la plenitud no tiene que ver con los grados productivos, tiene que ver con que yo me sienta bien en el lugar donde yo voy a estar y sea productiva para el resto también, el trabajo comunitario, el trabajo colectivo, mi participación y esos gérmenes los puedo ir construyendo ahora, porque una sociedad no cambia de un día para otro, uno va construyendo ese cambio de sociedad» (Bárbara).
«Es importante señalar que la franja de la segunda nueva constitución por parte de los partidos que “de izquierdas” comprometidos, solo mostró el triunfalismo de las marchas de la Revuelta, pero no la resistencia y los crímenes de lesa humanidad de las policías y las FFAA. Piñera se salva como se salvó Pinochet. Siguen vigentes las querellas por Ley de Seguridad del Estado y la guinda de la torta es el acuerdo oficialista el 11 de agosto a las 3 de la mañana: UNIDOS Y UNIDAS PARA APROBAR UNA NUEVA CONSTITUCIÓN, que “promete” “mejoras y aclaraciones del texto propuesto”: aclara la Plurinacionalidad, la justicia indígena y en Seguridad, propone establecer en la Constitución el Estado de Emergencia por grave alteración de la seguridad pública, autorizando a las Fuerzas Armadas a intervenir». (Tierra y Territorio).
INVITADAS AL FORO
* Jimena Tejerina, feminista comunitaria antipatriarcal, mujer aymara
* Paula Santana Nazarit, feminista autónoma, integrante de la Colectiva Cabras de Cerro y de la Cooperativa feminista Gynergia
* Nadia Poblete Hernández, militante feminista autónoma y parte de Referente Político Social (RPS)
* Bárbara Nahuas, militante y activista, parte del Círculo de Mujeres Resistentes María Loreto Castillo.
* Adriana Guzmán, aymara, lesbiana, feminista
FB: Feminismo Comunitario Antipatriarcal Por Tierra y Territorio, en la conducción, pauta política y edición, estuvimos victoria aldunate morales y Paola Melita (de Lesbofeministas antirracistas Tierra y Territorio), y en el debate propiamente tal, también nuestra compañera de la Red de Terapeutas Tierra y Territorio, Marcia Quirilao Quiñinao.
Nuestra compañera Marcia Quirilao Quiñinao ayudó en las transcripciones, nuestra compañera victoria aldunate morales se empeñó en editarlo y publicarlo, y para ello pedimos ayuda a todas nuestras compañeras expositoras. Un año y medio nos demoramos, pero acá está.
Esperamos sea un documento valioso para el feminismo autónomo latinoamericano en su etapa actual.
DOCUMENTO COMPLETO ACÁ: https://puntadaconhilo.cl/wp-content/uploads/2024/03/30-ANOS-DE-NEGACIONISMO-Y-NEGOCIONISMO.pdf