CAP, el omnipotente holding propietario de Huachipato, y protagonista estelar en los más diversos sectores de nuestra economía, en particular el teatro de la megaextracción como la minería, ha decidido arremeter con vigor en el negocio de la extracción de tierras raras. Dichas tierras, un bien colectivo por naturaleza, pronto sentirán el golpe de su explotación y exportación, que impactará de manera directa y no precisamente sutil a nuestras comunidades. Todo esto, bajo la grandiosa bandera del «desarrollo» y el mítico «progreso económico», donde, por supuesto, solo los magnates y dueños de la economía se llenan los bolsillos, mientras a la realidad local y las condiciones laborales les dan la espalda, exacerbando la precarización a través de la subcontratación y la externalización.
En un giro más que paradójico, mientras CAP fortalece su incursión en las tierras raras, su filial de acero, Huachipato, parte del cinturón industrial de Talcahuano-Hualpén, podría cerrar sus puertas en los próximos meses. La razón no es otra que la falta de una respuesta convincente que justifique mantenerla abierta, pues la cúpula empresarial prefiere cerrar la filial y seguir inflando sus acciones en la bolsa para amasar la mayor cantidad de capital posible.
Lo controversial no termina ahí. Esta empresa, por un lado, está a punto de despedir a casi 22,000 personas (donde menos del 10% son empleados de planta, y el resto, subcontratados o externalizados), y por otro, promueve desde su holding la destrucción de los ecosistemas en la misma región. Aquí vemos el sinsentido del capital: lo único relevante es el dinero vil, y poco o nada importan la vida, el ecosistema, la estabilidad y el empleo.
Como si fuera poco, y siguiendo una llamada que ya se hizo hace algunas semanas, se insta de nuevo a las y los trabajadores del territorio y de Huachipato en particular, sean o no de planta, a intensificar su movilización y asumir una respuesta radical ante la problemática actual. ¿Cómo? Tomando control de la empresa y la fábrica para poder producir y, desde esa posición, seguir generando ingresos, demostrando la fuerza del pueblo organizado, capaz de todo y listo para revertir las actuales tendencias del neoliberalismo, con sus tratados de libre comercio que han golpeado en distintos momentos a industrias como MACHASA en Chiguayante, FANALOZA PENCO en Penco, BELLAVISTA OVEJA TOMÉ en Tomé, las MINAS DEL CARBÓN en Lota, y ALBANO en Concepción, entre otras.
Para que quede más claro aún: NO QUEREMOS A CAP. Rechazamos ese falso desarrollo en la explotación de tierras raras. Queremos que las y los trabajadores recuperen el control del trabajo a través de la ocupación de la empresa y produzcan según los intereses colectivos y territoriales, no los de los dueños explotadores a quienes el ecosistema les importa un bledo.
Nota de prensa sobre el aterrizaje de CAP en la mineria de tierras raras.
https://www.df.cl/empresas/mineria/grupo-cap-concreta-asociacion-con-aclara-y-entra-al-negocio-de-las