¿Qué Busturialdea-Urdaibai queremos ayudar a construir? Estamos convencidos de que la respuesta debe dibujar un horizonte que nos anime a caminar hacia ella. Por tanto, imaginamos un horizonte esperanzador, ilusionante y atractivo.
Como hemos señalado en el primer artículo, deberíamos descartar de nuestro imaginario esa máxima de «cuanto más, mejor» y apostar decididamente por un modelo de desarrollo dirigido fundamentalmente a «satisfacer las necesidades esenciales de todas las personas, pero, eso sí, respetando los límites de la naturaleza y sus equilibrios ecológicos básicos».
Y es que nuestro sueño y nuestro compromiso es con una Busturialdea-Urdaibai que reduzca el consumo de energía y materiales y su dependencia del exterior; que se vertebre en torno una ética de los cares; que sea acogedora para las personas migrantes y refugiadas; que priorice la alimentación local y agroecológica; que su gestión hídrica se fundamenta en toda la cuenca hidrográfica buscando el cuidado y regeneración de sus recursos hídricos; que su gestión forestal, alejada de la desastrosa política actual en torno al monocultivo, se basa en las especies y la diversidad autóctonas; que promueva planes y programas específicos para facilitar el acceso a la energía (eliminando la pobreza energética), a la vivienda, a la salud, a la educación de todos los ciudadanos; que impulse el transporte público con especial atención a las conexiones intrarregionales y al ferrocarril… Y que todo ello sea compatible con la imprescindible conservación y restauración de los valores naturales, paisajísticos, culturales y lingüísticos de una región única en el País Vasco. País.
Al urgente y necesario tránsito hacia ese horizonte deseado lo denominamos “transición justa ecosocial”.
En nuestra opinión, tal transición requiere de un PLAN general regional que, entre otras condiciones, tenga una visión que no se quede en el corto plazo, un enfoque no sólo principalmente económico, herramientas específicas que faciliten su desarrollo y un compromiso efectivo para que se habiliten los canales necesarios para hacer realmente posible la participación directa de los ciudadanos de la región, también en la toma de decisiones.
Estamos convencidos de que una de esas herramientas específicas será el Índice de Sostenibilidad que estamos intentando desarrollar. Es un índice regional (su área de análisis es la región) y multidimensional porque analiza estas cinco dimensiones de la región:
• Dimensión metabólica: Flujo de entradas y salidas de energía y materiales en la región.
• Dimensión de la calidad ambiental: Biodiversidad regional, valor paisajístico, contaminación del aire, agua y suelo, grado de artificialización de paisajes y suelos, nivel de protección de los hábitats y criterios de ordenación territorial de la región.
• Dimensión de cohesión social y compromiso comunitario: Grado de cohesión social entre las personas (desigualdad social, igualdad de género, aceptación de la inmigración…) y entre las personas y el entorno (arraigo en el territorio…) y nivel de articulación ciudadana ( tejido asociativo…) y participación.
• Dimensión de la actividad económica: economía regional por sectores productivos y municipios y grado de desarrollo de actividades sostenibles (agroecología, pesca artesanal, turismo sostenible…).
• Dimensión de la calidad de vida: Grado de calidad y satisfacción de las necesidades básicas de la región, nivel de autosuficiencia…
El objetivo final de este Índice de Sostenibilidad es analizar y medir la situación actual de la región (Diagnóstico) y su capacidad para responder adecuadamente a los desafíos y cambios que implica la transición ecosocial justa (Resiliencia) que hemos descrito y defenderemos. Para ello cuenta con 39 indicadores que están siendo comparados y, en su caso, validados en foros de participación organizados en diferentes localidades de la región.
De esta manera, a través de los indicadores definitivos, el índice podrá proporcionar conocimiento científico de la región y datos clave actualizados. Por tanto, entendemos que puede ser una herramienta muy valiosa para orientar el Plan General o Estratégico de la región (ayudando a definir sus líneas de actuación…) y realizar su seguimiento (saber si vamos por el camino correcto o por el camino equivocado…).
No queremos terminar este artículo sin exponer estas cuatro observaciones:
• Los felicitamos por observar dos aspectos positivos que se han ido consolidando en estos últimos meses. Nos referimos, por un lado, a la aceptación cada vez más generalizada de que cualquier propuesta futura para Busturialdea-Urdaibai debe tener una perspectiva regional y, por otro, que no se puede hacer sin los ciudadanos de la comarca. Estamos convencidos de que este segundo aspecto tiene mucho que ver con el movimiento ciudadano, liderado por la Plataforma Guggenheim Urdaibai STOP, de oposición al proyecto museístico y a la forma en que la Diputación de Bizkaia pretendía imponerlo (en palabras textuales de Los diputados generales Unai Rementeria y Elisabeth Etxanobe: “el museo estará ahí, sí o no”. Nuestro más sincero reconocimiento al trabajo que se está realizando desde la Plataforma y también de otras organizaciones como Zain Dezagun Urdaibai.
• Desconfiamos del Plan de Revitalización impulsado por la Diputación de Bizkaia y el Gobierno Vasco. No creemos que sirva para esa transición ecosocial que hemos comentado. Y, además, sospechamos que puede servir para cubrir (directa o indirectamente) el proyecto del museo Guggenheim Urdaibai.
• Creemos en una Busturialdea-Urdaibai que sea realmente protagonista de su futuro. Queremos que el papel de la región no se limite a ser receptor pasivo de planes diseñados fuera de ella (como, por ejemplo, en el caso del museo Guggenheim-Urdaibai). Por ello, consideramos necesario impulsar desde el interior de la región una dinámica que permita presentar una alternativa de futuro acorde con los retos de la transición ecosocial justa en Busturialdea-Urdaibai. Y debemos intentar hacerlo principalmente desde la sociedad civil, en toda su diversidad y riqueza, en estrecha colaboración con los municipios, que son quienes mejor conocen la realidad del territorio y de sus habitantes.
• En este sentido, reconocemos y saludamos el gran trabajo realizado por Ramón Zallo y Gernika Gogoratuz recogido en sus últimas publicaciones y, en particular, en la «Carta Ecológica» y en sus propuestas concretas para la elaboración de un Plan Estratégico para el región. Creemos que son un referente ineludible para orientar esa dinámica y que, por eso, desde la diversidad de puntos de vista, entendemos que es muy necesario establecer marcos de colaboración y, si es posible, de trabajo conjunto.
Iñaki Bárcena Hinojal, Alfonso Caño Reyero y Ritxi Hernández Abaitua