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“Menem”: aciertos y olvidos de una serie que vale la pena ver

by Juan Carlos Flores
agosto 5, 2025
in Noticias Destacadas, Opiniones
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“Menem”: aciertos y olvidos de una serie que vale la pena ver
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  Guillermo Cieza   


La Plataforma Amazon ha puesto a disposición del público la serie “Menem”, una ficción que intenta relatar la campaña electoral y el primer gobierno de un personaje político argentino, que fue el gran protagonista de la década del 90. Tiene destacadas actuaciones de Leonardo Sbaraglia, Griselda Siciliani y Juan Minujin, sorprende con la identificación del personaje, pero presenta vacíos que pueden alentar confusiones sobre el contexto político en que se desarrolló esta historia.

El Menem que personifica Sbaraglia es un politico complejo donde confluyen la astucia de un líder tan carismático como inescrupuloso, con una fuerte dosis de mesianismo. A ese personaje le sobra calle pero le faltan principios; es pura ambición, pero es más “vivo”, que inteligente. Su filosofía expresa la versión más atrasada de “lo popular”: el play boy, el machista, el ganador a cualquier precio, el que habla un castellano precario pero manifiesta haber leído a Sócrates, el que no le entran las balas pero puede fingir compasión. Y desde allí puede empatizar con millones de argentinos y argentinas que adhieren a esa versión lastimosa del “ser nacional”.
Quienes lo padecimos a Menem, nos sentimos plenamente identificados con la composición de ese personaje que es mérito del libreto y del actor.

El problema de la serie es que faltan datos políticos, que ayudarían a comprender la construcción de ese dirigente, que es mucho más que un exotismo argentino.

Para empezar Menem ya había sido gobernador de la Rioja, en 1973, con apoyo de la organización Montoneros. En el acto de asunción, el 25 de mayo, se identificó con el caudillo federal Facundo Quiroga y proclamó a su provincia: “Primer territorio libre de América”. El 9 de Junio de ese mismo año hizo un acto y una misa en homenaje a los fusilados de 1956, que fue oficiada por el obispo progresista Monseñor Angelelli, y en ese discurso, donde estuvo presente el vicepresidente Vicente Solano Lima, prometió la reforma agraria riojana y socializar la economía. Pocos años después, esquivando el destino de reemplazo de otros gobernadores progresistas, Menem se había convertido en parte de la derecha peronista, adulando a José López Rega y María Estela Martínez de Perón. El gobierno militar no tomó en cuenta sus volteretas ideológicas y lo mandó preso por un tiempo. Esto le permitió, en 1983, volver a presentarse como un perseguido por la dictadura.

El Menem sin principios ya era anterior al momento histórico donde se inicia la serie, y por sus antecedentes ya tenía contacto con la peor burocracia política peronista del conurbano. Este sector que había estado vinculado al puntero de Avellaneda, Herminio Iglesias, había sido desplazado por otro político mañoso, Antonio Cafiero, que ahora se presentaba como “renovador”, con un perfil progresista. Al Menem que en la campaña electoral prometía la “Revolución Productiva y el Salariazo”, solo le podían creer peronistas muy ingenuos o viscerales, o grupos políticos que desconocían totalmente la historia del peronismo.

El contexto internacional de 1989 era de total ofensiva de las potencias occidentales. La Unión Sovietica se acercaba paulatinamente a un proceso de desintegración y en noviembre de ese año cayó el muro de Berlín. Estados Unidos, Europa y Japón festejaban la victoria, pero los grandes ganadores eran Ronald Reagan y Margaret Thatcher, dos cruzados del neoliberalismo.

En Latinoamérica la etapa de los procesos revolucionarios parecía concluída. Nadie daba dos pesos por la supervivencia de Cuba. Mucho menos por el Sandinismo, que ese año fue desalojado del gobierno. A falta de buenas noticias, generaba expectativa la supervivencia del gobierno de Manuel Antonio Noriega, un militar panameño que, habiendo sido agente de la CIA, había virado hacia posiciones soberanistas. No duró mucho. A fin de ese año, fue depuesto por la invasión estadounidense a Panamá. Tambien eran conciente de un escenario muy desfavorable, los grupos armados más importantes del continente que habían iniciado negociaciones de paz, tratando de salvar algo frente a una derrota eminente.

La situación en los países de Medio Oriente también era muy preocupante. Libia había sido bombardeada en distintas oportunidades por fuerzas de la OTAN y los gobierno de Sadam Hussein en Irak y el de Siria estaban siendo amenazados por Estados Unidos. Lo mismo ocurría con Irán. En ese país, un amigo de Estados Unidos, el Sha de Persia, fue reemplazado en 1979, por el Ayatollah Jomeini. Este dirigente religioso, contaba con mucho apoyo popular, pero no era confiable para las grandes potencias occidentales. En ese momento histórico, en los países árabes empezó a surgir la esperanza de un nuevo líder: Carlos Menem, que disputaba la presidencia de Argentina.

Esa esperanza tenía algunos fundamentos. Por las venas de Menem y de su esposa Zulema, corría sangre árabe. Además, en el caso de la familia Yoma, de origen sirio, había mantenido durante décadas vinculaciones con sus parientes argentinos. Según se comenta, la relación entre Carlos y Zulema se inició en un viaje a Damasco. Pero además se comentaba que, a la lealtad de sangre muy importante para las familias árabes, se agregaban compromisos económicos.

Mario Rotundo un dirigente peronista que había sido cercano a José López Rega, y probablemente en ese entorno conoció a Menem, fue enviado a Libia. Como lo reconoció el propio Rotundo años después, fruto de se gestión, el gobierno de Muamar el Gadafi aportó cuatro millones de dólares, a la campaña electoral de Menem. Otros hablan de dos millones. Gadafi, era un enemigo declarado de Estados Unidos, por su política internacional, pero además porque en uno de los bombardeos de la OTAN, habían asesinado a una hija adoptiva. Más allá de las declaraciones de Rotundo, este viaje fue confirmado por distintas fuentes. No está confirmado pero también hay versiones de reuniones y promesas, previas a asumir la presidencia, con representantes de los gobiernos de Siria, Irak, Arabia Saudita, etc.

Lo que es seguro es que Menem, al asumir como presidente, tenía compromisos con el gobierno libio, y con la familia Yoma. Tambien tenía un compromiso con la mayoría de los argentinos y argentinas que lo votaron. En su plataforma electoral prometió continuar apostando a la integración latinoamericana, al Movimiento No Alineados y seguir defendiendo la doctrina de la “tercera posición”. Pero, a poco de asumir al gobierno proclamo las “relaciones carnales con Estados Unidos”, hizo retirar al país del Movimiento de los No Alineados y se involucró en la coalición organizada por Estados Unidos para invadir a Irak.

Como muestra la serie, Menem cumplió muy a medias con sus compromisos con los Yoma. Lo que no muestra la serie es que Menem, en 1990, involucró a la Argentina en la guerra del Golfo contra Irak, mandando cuatro naves: el destructor Almirante Brown, las corbetas Spiro y Rosales y el buque de transporte Bahía San Blas. Argentina, además, fue el único país latinoamericano que participó en esa guerra. Para el conjunto del mundo árabe, Menem pasó de “esperanza” a “traidor”. Quizás fue por eso que cuando se produjo el estallido en la embajada de Israel y el atentado contra la AMIA, todos los países árabes cayeron en la lista de sospechosos. Sin embargo, Estados Unidos eligió como responsable a un país que no es árabe, sino persa: Irán. Ese país comparte con los países árabes la religión musulmana, pero tiene una identidad étnica, linguística y cultural distinta.

La muerte del hijo primogénito de Menem, Carlitos juniors, también tiene todas las características de un “vuelto”, de los países que se consideraron traicionados por Carlos Menem. Su propia ex-esposa y madre del fallecido siempre responsabilizó a las decisiones políticas del presidente, por este hecho.

Mencionar estos datos de contexto, que nunca aparecen en las series de las plataformas, ayuda a entender porque se produjeron en la Argentina estas masacres tan sangrientas y lamentables, pero también muy parecidos a los que han padecido distintos países arabes, provocados por los bombardeos de la OTAN y del Estado de Israel.

También ayuda a alertar de las consecuencias que traen a los pueblos las decisiones gobiernos de involucrarse en conflictos como el del genocidio palestino, donde el primer reclamo de interes nacional sería que se detenga esa masacre. Milei, haciendo causa común con el Estado de Israel, repite lo de Menem.

Con una diferencia. En tiempos de Menem, no había dudas que por un largo tiempo Estados Unidos impondría su hegemonía económica y militar. Como buen lúmpen, el riojano apostó a los ganadores, y además del alineamiento internacional, les entregó el Ministerio de Economía (Cavallo). Menem, gracias a esa alianza, consiguió poner en caja a los últimos rebeldes militares carapintadas, que después benefició con el indulto.

Las decisiones de Milei, tienen otro contexto internacional. Milei involucra a nuestro país en una guerra de final incierto, en un momento histórico donde Estados Unidos parece más un imperio en retirada y sus socios directos, como Israel, se han ido convirtiendo en parias internacionales, con un presidente que tiene pedido de captura por el Tribunal de La Haya.

Milei, comparte con Menem, una alta dosis de mesianismo, pero también la idea de que los dirigentes políticos son buenos actores de libretos que escriben otros. Milei, ha cumplido hasta ahora, con un alto costo social, su promesa de bajar la inflación, y de alinearse con Estados Unidos, pero su libreto parece catastrófico. A diferencia de Menem, no acierta con la decisión de aliarse con los que seguro ganan.

A pesar de estos vacíos, y que, como todas las películas que difunden las plataformas, reitera el mito de que los árabes son irremediablemente malos, traicioneros y terroristas, la serie “Menem”, merece verse. Leonardo Sbaraglia se luce encarnando a Menem, la Zulema Yoma de Griselda Siciliani es muy creíble y Juan Minujín cuyo personaje inventado describe el encantamiento que generó Menem en amplios sectores de la clase media argentina, también se destaca con una actuación que tiene más gestos que palabras.

Imagen de portada: Todo Jujuy

Fuente: https://huelladelsur.ar/2025/07/15/menem-aciertos-y-olvidos-de-una-serie-que-vale-la-pena-ver/

Tags: guillermo ciezamenemserie
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