Juan Carlos Flores
Brasil vive un momento decisivo de su historia reciente. La Corte Suprema condenó a Jair Bolsonaro a 27 años y 3 meses de carcel por por haber intentado un golpe de Estado para mantenerse en el poder tras su derrota electoral del año 2022 frente a Luiz Inacio Lula Da Silva, abriendo un precedente que muchos califican como un giro hacia la justicia tras años de impunidad de las élites políticas y militares[1].
Diversos analistas han señalado que este fallo no es solo una cuestión judicial, sino un acontecimiento histórico que define el rumbo de la democracia brasileña. Para politólogos y voces críticas, una eventual amnistía sería un retroceso absurdo que invalidaría el esfuerzo de miles de personas que lucharon contra el autoritarismo y la corrupción del exmandatario[2].
Las revelaciones en torno al caso muestran también el carácter desesperado de Bolsonaro. Durante los últimos meses, surgieron pruebas de que planeaba fugarse y pedir asilo en Argentina con el fin de eludir a la justicia, lo que confirma el temor que mantenía frente al avance de los procesos en su contra[3].
Movilización popular contra la impunidad
Este juicio no se juega únicamente en los tribunales. En las calles, movimientos populares, organizaciones sociales y comunidades han protagonizado marchas multitudinarias para rechazar cualquier intento de amnistía. Las manifestaciones también han denunciado la injerencia de Estados Unidos, país que históricamente ha respaldado proyectos autoritarios en América Latina y que hoy intenta intervenir frente a la condena de Bolsonaro[4].
Desde las periferias urbanas, la lucha adopta un rostro aún más duro. En la favela do Moinho, en São Paulo, tras la detención de un dirigente comunitario, un habitante expresó con crudeza la situación de represión que enfrentan los sectores populares: “Nos van a llevar uno a uno”. Esta frase resume la sensación de persecución que padecen los líderes sociales en un contexto donde la criminalización de la pobreza sigue siendo práctica cotidiana[5].
Estados Unidos y la derecha continental
La presión internacional se hizo evidente tras el fallo. Estados Unidos no aceptó la condena a Bolsonaro y amenazó con represalias, confirmando así su alineamiento con las derechas extremas en la región[6]. Este hecho refuerza la lectura de que lo que sucede en Brasil trasciende sus fronteras: se trata de una disputa continental por el futuro de la democracia y la soberanía popular.
Más que un juicio, una batalla social
La condena a Bolsonaro no es solo un acto judicial; es el resultado de años de lucha del pueblo brasileño. Lo que hoy está en juego es la posibilidad de cerrar un ciclo de autoritarismo, corrupción e impunidad, y abrir paso a un horizonte donde las mayorías populares tengan protagonismo real.
Se trata, en definitiva, de una batalla política, judicial y social por la memoria, la justicia y la dignidad del pueblo. El desenlace de este proceso marcará el rumbo de Brasil y tendrá profundas repercusiones en toda América Latina.
Notas al pie
[1] Brasil empieza a hacerse justicia: la Corte Suprema condenó a Jair Bolsonaro – Resumen Latinoamericano, 11 de septiembre de 2025.
[2] Brasil: el juicio a Bolsonaro es histórico y una amnistía sería un absurdo revés, afirma politólogo – Resumen Latinoamericano, 12 de septiembre de 2025.
[3] Brasil: Bolsonaro planeaba fugarse y pedir asilo en Argentina – Resumen Latinoamericano, 21 de agosto de 2025.
[4] Brasil: movimientos populares marchan contra amnistía a Bolsonaro e injerencia de EE.UU. – Resumen Latinoamericano, 8 de septiembre de 2025.
[5] Brasil: “Nos van a llevar uno a uno”, advierte un residente de la favela do Moinho, São Paulo, tras la detención de un líder comunitario – Resumen Latinoamericano, 9 de septiembre de 2025.
[6] Brasil: Estados Unidos no acepta la condena a Bolsonaro y promete represalias – Resumen Latinoamericano, 12 de septiembre de 2025.