Los resultados electorales en Estados Unidos no son solo números en una papeleta – son el reflejo de un pueblo que ya no aguanta más promesas vacías. Lo que vemos es el fracaso de un proyecto político que prometió rescatar a la clase trabajadora y terminó sirviendo a los intereses del 1% más rico.
El Quiebre del Pacto Populista
La base trumpista ha demostrado, con la contundencia de quien siente traicionada su confianza, que no hay populismo que sobreviva al desprecio de las necesidades cotidianas. Cuando el precio de la bencina y la comida se vuelve una pesadilla diaria, la retórica anti-elite se desmorona frente a la realidad del bolsillo vacío.
Lo vemos con claridad meridiana: la economía bifurcada entre el 1% que acumula riqueza obscena y la mayoría que se hunde en deudas ya no se puede maquillar con discursos. El motor económico impulsado por deuda durante cuatro décadas muestra su falla terminal, y las soluciones tecnocráticas no generan alivio en la economía real donde la gente vive.
Mamdani: Síntoma de un Malestar Profundo
La victoria del socialista Mamdani en Nueva York tras feroz oposición no es anecdótica. Revela el agotamiento del centro político y el surgimiento de alternativas que, aunque etiquetadas como radicales, responden a necesidades materiales concretas: vivienda inalcanzable, trabajos precarios, servicios públicos colapsados.
Incluso figuras del establishment republicano como Robert Barnes reconocen la legitimidad de este triunfo. Cuando la crisis del costo de vida afecta hasta los rincones más prósperos, la política convencional pierde su poder de seducción. Es el mismo Barnes (populista de derecha) quien indica que Mamdani era la alternativa más obvia, reconociendolo como populista de izquierdas, y bajo su análisis, estos son tiempos propicios para los populistas que conecten con las necesidades reales y sentidas del pueblo.
La Geopolítica del Desencanto
En el plano internacional, la administración Trump demostró la bancarrota del unilateralismo agresivo. Los vaivenes en política exterior – hoy con Rusia, mañana con China, después con Europa – revelan un proyecto imperial sin rumbo, donde la retórica belicista choca con la incapacidad de sostener estrategias coherentes.
El fiasco del acuerdo sobre tierras raras con China, donde se firmaron términos humillantes para luego incumplirlos, evidencia la descomposición hegemónica. Cuando un imperio no puede honrar sus acuerdos ni imponer sus condiciones, anuncia su propio ocaso.
Hacia Dónde: La Bifurcación que Duele
Estos resultados confirman la división estructural del proyecto estadounidense: el centro se vacía, las alternativas socialistas ganan legitimidad, y la coalición trumpista se descompone por su incapacidad para responder a las necesidades de sus bases.
El «populismo de izquierda» que Barnes identifica demuestra viabilidad precisamente porque, a diferencia del de derecha, puede ofrecer respuestas reales a la crisis de reproducción social que sufre la clase trabajadora.
Al final, como aprendemos en nuestras propias luchas latinoamericanas, no hay proyecto político que sobreviva al divorcio entre las promesas y la realidad cotidiana. El pueblo norteamericano comienza a despertar de su sueño – y como todo despertar, duele, pero es necesario.



